El padre José Antonio Álvarez, quien fuera vocero del Obispado, comentó en declaraciones a Vibra FM (100.3) cómo ocurrió la agresión del sacerdote Camilo Dib a monseñor Eduardo María Taussig, que terminó teniendo repercusión en todo el país.
El cura fue citado el lunes a la sede del Obispado para realizar su descargo sobre la supuesta participación que tuvo en el violento escrache a Taussig en el cual un grupo le cuestionaba el cierre del seminario diocesano de San Rafael.
El hecho ocurrió el 21 de noviembre a la salida de una misa en la parroquia Nuestra Señora del Carmen de Malargüe, donde incluso le terminaron desinflando las ruedas de su auto.
Álvarez aseguró que “durante toda esa situación el padre Camilo estaba presente y filmando. Al no haber hecho nada por evitar eso, se convierte en un participante de la situación. En razón de eso el obispo le aplica una sanción por hacerse parte de lo que en la iglesia se conoce como ‘despertar el odium plebis’, el enojo del pueblo contra su superior”.
Dib comenzó su descargo ante el obispo con dos sacerdotes como testigos tal cual lo marca el proceso canónico, sin embargo en un momento “se saca, como se dice habitualmente, pierde totalmente el control, primero golpea el escritorio y después tira una trompada hacia el obispo, que evitó el golpe directo pero tuvo un roce que lo hizo trastabillar y cayó sobre la silla, que se rompió a raíz de esto. Los demás sacerdotes intervinieron para detenerlo y ahí tiró un segundo golpe que le rozó la nuca a monseñor”.
Luego Taussig salió hacia el comedor a tomar un vaso de agua, pero Dib “volvió a enardecerse, corrió hacia el lugar donde estaba el obispo con ánimo de volver a pegarle pero como éramos varios los que estábamos ahí no le fue posible acercarse”.
A lo último, el agresor fue echado por el padre Alejandro Casado, párroco de la parroquia Nuestra Señora del Carmen.
Taussig no realizó denuncia policial y resolvió seguir el tema por la vía canónima. Siguiendo las normas de la Iglesia Católica, por este ataque Dib quedó suspendido del ministerio sacerdotal. Decir no puede celebrar misa ni brindar los sacramentos.
Para Álvarez, esta agresión “es un hecho lamentable pero también está dentro de lo humano que alguien pierda el control y agreda a otro, claro que no es lo mismo que cualquiera se enoje con otro en la calle a que lo haga un sacerdote y el obispo”.