A un mes de haberse habilitado la inscripción para la vacunación del grupo etario entre 12 y 17 años con comorbilidades, tan sólo se han solicitado 6.300 turnos.
Esa cifra representa menos del 10% de la población objetivo, estimada en cerca de 70.000 adolescentes con factores de riesgo en la provincia, según el Ministerio de Salud de Mendoza.
La baja cifra de vacunación se ha registrado a la fecha, luego de que se comenzara a vacunar el pasado 2 de agosto.
La vacunación contra el coronavirus para niños y adolescentes de entre 12 y 17 años está habilitada sólo para quienes tienen enfermedades preexistentes que puedan ponerlos en riesgo ante una infección con el virus Sars CoV-2. Para este grupo etario se dispuso la vacunación con Moderna, la única en el país para menores de 18 años. Es una de las dos aprobadas en el mundo para este segmento, la otra es la vacuna de Pfizer, de la que se esperan los primeros ingresos a partir del 6 de setiembre.
Muchos fueron los reclamos por parte de familiares hacia el gobierno para que se habilitara la vacunación en este grupo etario afectado fuertemente por el riesgo de contagio, en muchos casos debiendo abandonar los tratamientos de salud requeridos por sus enfermedades.
La segunda dosis para los menores de riesgo vacunados se hace esperar y crece la tensión
Sin embargo a poco de un mes la cifra de vacunados es considerada baja. En el Ministerio de Salud atribuyen gran parte del problema a la falta de acceso a los certificados médicos que demuestren la patología. Estos son exigidos al momento de la inscripción.
“La cantidad de chicos vacunados con comorbilidades son pocos, no piden muchos certificados, los pediatras a través de la Sociedad Argentina de Pediatría, estamos informados sobre los grupos que están autorizados a vacunarse por lo tanto les sugerimos a los padres la vacunación o a veces lo piden pero no son muchos”, reconoció la doctora Ana Houdek, directora de la Regional Centro de la entidad, en comunicación con diario Los Andes.
“Sería importante reforzar la comunicación para que los padres sepan”, remarcó.
Es que los pediatras observan que hay otros factores que pueden influir, como también sucede en otros grupos, tal el caso de los adultos mayores y sus familias. Tiene que ver con temores y falta de información adecuada sobre las vacunas. Además de los discursos de los grupos “antivacunas”, hay quienes reciben información errada o simplemente no la tienen.
“El temor o desconfianza de los padres a nuevas vacunas puede ser un factor, pero está claro que las vacunas los protegen y es una herramienta fundamental en prevención primaria”, subrayó la médica.
*Con información de la nota de Verónica de Vita en diario Los Andes.
