Liliana Beatriz Korenfeld. Tal el nombre de la mujer que inquieta a los popes de la CGT. No por lo que ahora mismo representa, sino porque sospechan que será la próxima superintendenta de Servicios de Salud de la Nación.
Ello en el contexto de la avanzada que Cristina Kirchner pergeña en torno al sistema de salud argentino.
Por eso, el nombre de Korenfeld no es nada casual: es la misma que supo ocupar aquel cargo durante el gobierno de la hoy vicepresidenta, con mano de hierro.
Por caso, fue la que trabó el traspaso de dinero a las obras sociales sindicales en aquellos días. Parte del millonario Fondo de Redistribución Solidaria, que les corresponde a los gremialistas.
Los recuerdos de aquellas jornadas ingratas motivaron una reunión de urgencia en la sede de la calle Azopardo de la CGT, donde se planificarán las acciones a seguir en caso de que la mujer llegue a ocupar el cargo que ya supo ostentar.
Entretanto, nunca está de más recordar algunas “anécdotas” de su pasado, como cuando administró la Caja de Servicios Sociales durante el gobierno de Néstor Kirchner en Santa Cruz, época desde la cual esa entidad tiene déficit.
Según supo recordar en el año 2012 Agencia OPI Santa Cruz, cuando Korenfeld dejó la institución, se descubrió que durante una década no habían hecho un solo balance. “En la última etapa, denunció corrupción en la Obra Social de la provincia, pero no realizó la denuncia penal”, añade el mismo portal.
Entonces, varios contadores fueron convocados para “arreglar el desquicio” y uno de ellos hasta se animó de decir que lo “obligaban a dibujar los balances de 10 años sin siquiera tener la documentación necesaria para efectuar los registros contables”.
Después de su salida de la provincia, Korenfeld, pasó a desempeñarse como Secretaria Municipal de Turismo de la villa turística en la Intendencia de Néstor Méndez, y luego como empresaria de turismo en forma privada.
“También estuvo asociada a medios de comunicación con su ex marido y con algunas esporádicas apariciones en la función pública durante la gobernación de Carlos Sancho, cuando fue nombrada en Información Pública y duró apenas 3 días en el cargo”, según recuerda OPI.
Luego se desempeñó como diputada nacional por el Frente para la Victoria y, después de las elecciones de octubre de 2011, cuando el gabinete del entonces gobernador santacruceño Daniel Peralta fue ocupado estratégicamente por funcionarios K que respondían a La Cámpora, Korenfeld volvió a hacerse cargo de la Caja de Servicios Sociales.
Luego, el 29 de diciembre, cuando se produjeron los incidentes afuera de la Legislatura y el sector de La Cámpora pretendió vaciar el gobierno de Peralta para producir su caída, Korenfeld, fue una de las funcionarias que abandonó el barco.
Con posterioridad a la salida de su cargo, la ex funcionaria realizó una denuncia en los medios, sobre faltante de fondos en la Caja de Servicios Sociales pero nunca hizo la denuncia penal. Solo “para la gilada”, como suele decirse.
Ahora, con el impulso de Cristina, está a punto de volver al mismo lugar estratégico de antaño. A través del cual la hoy vicepresidenta intenta aleccionar a aquellos que “invitan” a Alberto a romper con ella.
No es nada novedoso, es una movida que viene de allá lejos y hace tiempo. Pero, como bien dice aquella frase del saber popular, “la venganza es un plato que sabe mejor cuando se come frío”.