Este miércoles, tal cual había anticipado MTN, la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) aprobó el uso en el país de la vacuna contra el coronavirus desarrollada por la Universidad de Oxford y el laboratorio AstraZeneca.
Ciertamente, se trató de una buena noticia. Y lo es. Salvo por un detalle: será la puerta de entrada de un millonario negocio —otro más— para Hugo Sigman, dueño de mAbxience, el laboratorio que producirá la vacuna en la Argentina.
Se trata de un oscuro lobysta que supo aportar una millonada de dinero a la campaña de Alberto Fernández y Cristina Kirchner.
Su figura es todo un acertijo y refiere siempre a las peores prácticas empresarias, reñidas muchas veces con la ética y la moral, de lo cual nadie jamás hablará, porque el empresario es un gran “aportante” dinerario de periodistas.
Entonces, no habrá crónicas relatando sus vínculos con sendos envíos de efedrina a México, ni tampoco relatando sus presiones a diputados argentinos para que confeccionen leyes a su justa medida. Algo que el mismísimo Alfredo Cornejo esbozó este miércoles sin animarse a mencionar a Sigman.
Socio y amigo de todos
Sigman es todo un enigma, puede tomar subsidios del Conicet o de la Unión Europea, del Municipio de Escobar o del gobierno de España, ser socio de Juan Manzur, Ginés González García, Fidel Castro o el gobierno chino. Como si fuera todo lo mismo.
Durante la dictadura de los 70, estuvo exiliado en España y allí tomó contacto con la China de Mao e importó drogas con las que producían medicamentos en la península ibérica, con el fuerte apoyo de Santiago Carrillo, histórico líder del Partido Comunista español al cual el argentino le aportó grandes fortunas de sus prominentes negocios con Rusia, Cuba y China.
Con Carlos Menem le llegó la “bendición” de la ley de patentes, que hizo millonarios a puntuales laboratorios argentinos en detrimento de las firmas extranjeras. Hay que recordar que el ex presidente de la UIA, Claudio Sebastiani, confesó que se pagó una coima de 20 millones de dólares para que esa polémica norma se sancionara.
No es menor el hecho de que Sigman está casado con Luisa Gold, hija del “negro” Gold, uno de los financistas del partido comunista argentino y poderoso empresario de laboratorios nacionales que copian patentes logradas con la investigación de los grandes laboratorios extranjeros.
Los Sigman-Gold, junto con las familias Sielecki, Rhommers y Bagó, edificaron una poderosa industria local a la que los laboratorios extranjeros jamás pudieron cobrarles “royalties”.
A principios de los 90, los Estados Unidos exigieron una ley de patentes que respetara los derechos de las investigaciones de los laboratorios americanos. Pero en la Argentina chocaron contra la denominada “industria”, es decir, los grandes laboratorios nacionales como Bagó y Roemmers, entonces nucleados en la cámara CILFA.
Ahora mismo, son los beneficiarios, junto a Sigman, del millonario plan Remediar, el monopolio de la vacuna contra la aftosa y del plan para producir la vacuna contra la Gripe A, a través de un convenio entre Elea y Novartis anunciado por Cristina Kirchner.
El dueño del poder real
“Es el nuevo Yabrán”, dijo en su momento a este cronista una fuente que supo trabajar con él, en un relevante cargo directivo. Y no se equivocó: porque Alfredo Yabrán tiene todo un significado… y un significante.
Ya sea por sus comienzos como testaferro de terceros, ya sea por sus vínculos con la política, ya sea por sus aportes a puntuales campañas políticas, ya sea por sus lazos con el narcotráfico.
“Es intocable este muchacho”, insiste el informante al hablar sobre Sigman. Y no se equivoca.
Pero va aún más allá y se anima a hablar sobre el ya mencionado hallazgo de las vacunas: “No me sorprende, porque siempre compraron 12 millones sabiendo que se vacunan 8 millones aproximadamente. A Macri el primer año lo obligaron prácticamente a comprar los 12 millones. Después no me acuerdo si compró 10 o menos”.
Si el dato sorprende, más aún lo hará lo que sigue, también mencionado por la calificada fuente: “El tema crucial es que los ingresos de ese laboratorio dependen en un 90% de la compra de la vacuna de la gripe por parte del Estado”. Todo empieza a cerrar, ahora sí. Incluso la siguiente frase: “El tipo (Sigman) pone los ministros de Salud a su antojo”.
La ecuación es simple: el que tiene el poder de colocar a funcionarios de tal relevancia, también tiene la potestad implícita de beneficiarse con los negocios que se desarrollen en la misma cartera. Desde Manzur a la fecha, todos los ministros de Salud han sido puestos por Sigman, incluso los del macrismo.
“Otra que es empleada de él, que no le gustaba mucho quedar expuesta es Carla Vizzoti. Ahora se la ve en todos lados: ella firmaba las órdenes de compra por la vacuna de la gripe”, insiste el informante. Y ahora todo cierra aún más.
De pronto, el impacto de la revelación es superado por otro dato, inesperado: “Cuando asumió Macri fue todo un quilombo porque quisieron revisar el precio de la vacuna. Cuando la comparaban con el resto del mundo se le vendía carísimo al Estado. Recién ahí se negoció el precio, pero no se pudo negociar tanto por el poder de Hugo”.
Poder. Esa es la palabra clave. Porque Sigman es sinónimo en sí mismo de lo que es ser poderoso. Tópico que refiere a Yabrán, de nuevo. Porque el malogrado empresario postal lo definió mejor que nadie: “El poder es tener impunidad. Ser poderoso es ser un impune, un hombre al que no le llega nada (…) Para mí, un poderoso es el que consigue o tiene la posibilidad de conseguir una ventaja”.