El último mes del año llegará con un nuevo ajuste en los precios de los combustibles, una medida que amenaza con intensificar la presión inflacionaria en un período históricamente sensible. Según fuentes del sector, el incremento rondaría el 3%, aunque el porcentaje final dependerá de la decisión de YPF, la compañía estatal que domina el mercado.
Entre las razones detrás de este aumento figuran la depreciación del peso, estimada en un 2% por el Gobierno bajo la política de “crawling peg”, y el alza del precio internacional del barril de Brent, indicador clave para Argentina.
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Diciembre suele ser un mes con alta presión inflacionaria, debido al aumento de la demanda por las fiestas y los ajustes en productos y servicios regulados. A esto se suman las expectativas del Gobierno de contener el costo de vida en torno al 1% mensual, un objetivo cada vez más difícil de cumplir.
Además del impacto directo en el transporte y los costos logísticos, este incremento de los combustibles coincidirá con subas previstas en otros sectores regulados, como la energía.
Ventas en caída, pero con señales de recuperación
Pese al panorama de aumentos, el mercado de combustibles sigue mostrando dificultades para estabilizarse en un contexto económico recesivo. En octubre, la venta de gasoil cayó un 5,7% interanual, aunque registró una suba del 9,4% respecto a septiembre. Por su parte, las ventas de naftas mostraron una baja interanual del 4,5%, pero crecieron un 11,8% en comparación con el mes anterior.
