No es ninguna novedad que unos y otros responsabilicen al de enfrente por el fracaso en determinadas cuestiones. En este caso, el fracaso por Portezuelo del Viento les cabe a todos por igual.
Este megaproyecto, que todos quieren ver concretado, seguirá siendo un anhelo. La política en Mendoza volvió a fracasar y a mostrar su peor cara, solo remitiéndose a chicanas absurdas entre radicales y justicialistas, mientras la necesidad de muchísimos mendocinos vuelve a quedar relegada una vez más.
La supuesta “obra más estudiada” siempre ha sido cuestionada por diferentes actores. Muchos fueron los que se quejaron de la licitación en su momento, la falta de competencia y otros tantos puntos más que generaron (y generan) dudas a muchos.
A mediados del 2020, diferentes banderas parecieron unirse y hacer fuerza en conjunto, alistándose detrás de Rodolfo Suarez. Sin embargo, esta semana quedó demostrado que esa cruzada solo fue para la foto.
Igualmente, todos sabían que Portezuelo del Viento no se concretaría. De hecho, el Gobierno provincial ya avisó que están en estudio algunas obras hídricas y de saneamiento de menor envergadura.
Todos, absolutamente todos, sabían de los conflictos jurídicos que podría acarrear la obra. Sin embargo, como de costumbre, miraron para el costado y responsabilizaron al de enfrente.
No solo hay que apuntarle al Gobierno de Mendoza por este fracaso. En el peronismo provincial también son responsables, más allá de que Fernández Sagasti haya salido con los tapones de punta a criticar las gestiones de Suarez a horas de conocerse el laudo del presidente.
Por más que todos pidan y sueñen con Portezuelo del Viento, la realidad es que la obra seguirá durmiendo, hasta que no haya una madurez política que deje su estrategia de lado.