En el Gobierno pareciera que respiran un poco más tranquilos, luego de que el acuerdo con el FMI esté cerca de pasarse después de las elecciones. Igualmente, en Casa Rosada están expectantes de una señal que les permita “patear” el pago con el Club de París.
En poco más de un mes, vence el plazo de gracia para pagar la deuda de u$s 2.400, por eso la expectativa.
El acuerdo con el Fondo es necesario para renegociar con el grupo de 22 acreedores, aunque puede haber darse otra instancia, como una carta que garantice los avances de la negociación.
El Club, que habitualmente se reúne todos los meses, por el momento no ha dado señales de aceptar el pedido del ministro de Economía Martín Guzmán, que en abril pidió pasar el pago –que venció en mayo- para más adelante.
A raíz de esto, el presidente Alberto Fernández viajará a Europa a finales de junio para formar parte de un foro sobre igualdad de género, Generación Igualdad, invitado por Emmanuel Macron.
En el entorno de Fernández no descartan nuevas comunicaciones por el Club de París en ese marco. Si el jefe de Estado lo convoca, podría incluirse Guzmán, que tiene estipulado regresar a Europa en breve.
El mes que viene, entre el 9 y el 10, el responsable del Palacio de Hacienda viajará a Venecia junto a Miguel Pesce y Sergio Chodos- si la pandemia lo permite- para la reunión presencial de ministros de Economía y Finanzas y presidentes de Bancos Centrales del Grupo de los 20 (G20), reflejó el sitio Cronista.
“Las negociaciones son principalmente con la Secretaría del Club de París”, revelaron voceros oficiales, quienes no descartaron algunas reuniones bilaterales o diálogos en los pasillos con los principales países acreedores durante el encuentro del G20.
El viernes se conoció que el FMI estima que la negociación se postergará a 2022. Así lo señaló la agencia Bloomberg de acuerdo con “cinco fuentes del organismo”. Desde el Gobierno aseguraron que las negociaciones por un nuevo programa de Facilidades Extendidas continúan “en los términos de siempre: que sea un buen acuerdo antes que un acuerdo rápido”.
La vicepresidenta decidió dejar afuera de la campaña el acuerdo con el Fondo, algo que fue bien visto por Fernández y Guzmán. Resta definir las “reformas estructurales” que debe llevar a cabo el país bajo los términos del acuerdo a diez años de plazo.
El Tesoro de Estados Unidos estableció su apoyo a la presentación de un plan económico, aunque en Casa Rosada entendieron que se trató de un respaldo. El plan, aseguran, está reflejado en el Presupuesto.
Guzmán recalcó ante empresarios la semana pasada que se trabaja en el Presupuesto Plurianual que abarca las conversaciones con el FMI.
Según fuentes oficiales, la directora del Fondo, Kristalina Georgieva, está “muy encima del capítulo Argentina” y que el acuerdo formara parte de la conversación con Estados Unidos -que tiene mucho peso en el FMI- fue “auspicioso”.
En el Fondo continúan renovando el staff. De aquel equipo que acordó con Argentina sólo queda Alejandro Werner, que se jubila a fin de agosto. En breve saldrá el representanate local, Trevor Alleyne, que será reemplazado por el británico Ben Kelmanson “como parte de la rotación de rutina”, según fuentes del FMI.
Antes de la retirada, el jamaiquino Alleyne siguió adelante con las rondas con el sector privado y organizaciones sociales. El organismo quiere asegurarse de que el acuerdo contará con el apoyo social. Así también lo prometió Guzmán, que señaló que el nuevo programa llegará al Congreso.
La semana pasada dialogaron con los directivos de la Cámara Argentina de la Mediana Empresa (CAME), que preside Gerardo Díaz Beltrán, donde se centró en el devenir del sector pyme en general, con eje en “la problemática laboral, impositiva y financiera”, según destacaron desde la entidad.