Una de las mayores y más largas guerras comerciales del mundo acaba de encontrar una tregua después de casi dos décadas.
Estados Unidos y Europa acordaron este martes poner fin, al menos temporalmente, a una disputa por los subsidios para las dos mayores compañías aeronáuticas del planeta, Boeing y Airbus.
Ambas partes se han enfrentado por más de 17 años a causa de las ayudas públicas que reciben las compañías de parte del gobierno estadounidense (Boeing) y del bloque europeo (Airbus). Ambos las califican de ilegales y han llevado a la imposición recíproca de aranceles a numerosos productos.
Según el nuevo acuerdo, ambas partes eliminarán por cinco años dichos impuestos por un valor de US$11.500 millones y que incluyen productos como vino, queso y tractores.
Esos aranceles ya se habían suspendido en marzo mientras las partes intentaban resolver el asunto.
El acuerdo fue resultado de una cumbre entre el presidente Joe Biden, y líderes de la Unión Europea (UE), en la que el mandatario de Estados Unidos intentó reforzar el apoyo a una postura más crítica hacia Rusia y China y alejarse de las disputas comerciales de la era Trump.
“Creo que tenemos grandes oportunidades de trabajar en estrecha colaboración con la UE y la OTAN y nos sentimos bastante bien”, dijo Biden.
En un comunicado, Airbus aseguró que recibía con satisfacción la tregua y agregó que el acuerdo “proporcionará la base para crear un campo de juego equitativo por el que hemos abogado desde el comienzo de esta disputa”.
Boeing expresó también su apoyo al acuerdo y aseguró que contribuirá “plenamente con los esfuerzos del gobierno de EE.UU. para garantizar que se respeten los principios de este entendimiento”.
La jefa de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, también celebró la medida.
“Esta reunión ha comenzado con un gran avance en la industria aérea. Esto realmente abre un nuevo capítulo en nuestra relación porque pasamos del litigio a la cooperación en aviones después de 17 años de disputa… Hoy hemos cumplido”, dijo.
La lucha Boeing-Airbus
El pleito entre los dos mayores fabricantes aeronáuticos del mundo es considerado como la batalla corporativa más larga de la historia reciente.
Se originó en 2004, un año después de que las ventas del fabricante europeo de aviones superaran a las de su rival estadounidense por primera vez.
Estados Unidos acusó al grupo europeo de haber recibido subsidios ilegales desde la década de los 70, estimados en cerca de US$22.000 millones.
En el otro extremo, la Unión Europea lanzó su propio desafío, alegando que más de US$23.000 millones en ayuda ilegal se han canalizado hacia Boeing.
En 2010 y 2011, la OMC (Organización Mundial del Comercio) determinó que ambas compañías recibieron miles de millones de dólares en asistencia ilegal.
En el caso de Boeing, a través de contratos gubernamentales y exenciones impositivas, mientras que en el caso de Airbus, a través de ayudas para lanzar programas de aeronaves que eran reembolsables al momento de la entrega.
En 2019, la OMC dictaminó que la UE había brindado apoyo ilegalmente a Airbus, despejando el camino para que Estados Unidos respondiera con aranceles por valor de hasta US$7.500 millones en comercio anual.
Casi un año después, en un caso paralelo, dictaminó que los beneficios de Estados Unidos para Boeing también violaban las reglas comerciales, autorizando a la UE a golpear a Washington con aranceles por un valor aproximado de US$4.000 millones.
El acuerdo
La UE y EE.UU. son las principales potencias comerciales del mundo, junto con China, aunque las relaciones entre el bloque y Washington se debilitaron durante el gobierno de Donald Trump.
Después de firmar un acuerdo de libre comercio con la UE, la Casa Blanca de Trump se centró en reducir el creciente déficit estadounidense en el comercio de bienes.
El presidente Biden, sin embargo, ve a la UE como un aliado para promover el libre comercio, así como para combatir el cambio climático y poner fin a la pandemia de covid-19.