Nuevo esquema cambiario del Banco Central: qué impacto tendrá la actualización del dólar por inflación

Los economistas de Mendoza destacaron que la decisión del BCRA buscó alinear el tipo de cambio con los precios, reducir la intervención oficial y avanzar, de manera gradual, hacia la libre flotación de la divisa.

El anuncio del Banco Central de la República Argentina (BCRA) sobre la actualización mensual de las bandas de flotación del dólar en función de la inflación, a partir de enero de 2026, generó todo tipo de análisis. Si bien la medida no implicó un giro abrupto del régimen cambiario, los economistas de Mendoza coincidieron en que introdujo señales relevantes de previsibilidad y orden monetario.

La autoridad monetaria confirmó que el piso y el techo del tipo de cambio se ajustarán de acuerdo al último Índice de Precios al Consumidor (IPC) informado por el Indec. Para los expertos, este punto es clave: el dólar dejará de moverse por decisiones discrecionales y pasará a acompañar, de manera automática, la dinámica inflacionaria.

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El economista Daniel Garro explicó que el objetivo central de la medida es sincronizar el comportamiento del tipo de cambio con la evolución de los precios: “Lo que está haciendo el Banco Central es tratar de que lo que sucede en materia de precios sea también lo que pase en el ajuste de las bandas del tipo de cambio”.

Según Garro, este esquema permitiría que el BCRA tenga que intervenir menos dentro de la banda. Al evitar que la inflación corra por encima del techo cambiario, se reduce el riesgo de ventas forzadas de dólares y se simplifica la gestión monetaria. “Eso hace que el ajuste sea menos complicado de manejar y de gestionar”, remarcó en diálogo con El Sol.

En ese sentido, destacó que la actualización automática de las bandas es coherente con el inicio de un proceso de compras de reservas, anunciado en paralelo por la autoridad monetaria.

Compras de reservas

Otro punto central del anuncio es el plan de fortalecimiento de reservas internacionales. El BCRA prevé avanzar en un proceso de remonetización de la economía, llevando la base monetaria del 4,2% del PBI actual al 4,8% hacia fines de 2026, lo que habilitaría la compra de unos 10.000 millones de dólares.

Para Garro, el aspecto más relevante es la prudencia operativa: el Banco Central no participará con más del 5% del volumen diario negociado en el mercado cambiario: “Si establecieran montos fijos, podrían alterar el mercado, porque el Central es un jugador muy fuerte”.

La tasa de incremento de la oferta monetaria siempre va a estar por debajo del crecimiento de la demanda de dinero. El proceso restrictivo no se deja de lado, solo se flexibiliza un poco”, sentenció.

Sin embargo y desde una mirada más estructural, el economista Carlos Rodríguez relativizó el alcance inmediato de la medida, aunque la valoró positivamente: “No creo que sea un cambio fundamental, pero va en el sentido de ir buscando de a poco la libre flotación del dólar, que es lo que se prometió”.

Rodríguez consideró que el esquema anterior, con ajustes predefinidos del tipo de cambio, contribuía a la “inercia” inflacionaria. “Eso se trasladaba a los precios y explicaba parte de ese 2% mensual de inflación. Ahora el mecanismo se da vuelta: las bandas se mueven según la inflación, y no al revés”, concluyó.

Desde su óptica, el cambio es consistente con los objetivos de política económica del Gobierno y reduce las presiones inflacionarias derivadas de expectativas cambiarias.

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