Nepotismo en Santa Rosa: todo queda en familia

Todos acomodados, a pesar de que se venía una era de "renovación" política.

En Santa Rosa todo cambió para que nada cambie. No al menos en lo que a nepotismo respecta.

Ahora mismo, casi todos los funcionarios de relevancia han logrado “meter” a sus propios parientes y amigos en cargos del Estado. Pocos se salvan.

Al menos es lo que se denuncia en una “cadena” que circula en las últimas horas por Whatsapp, que gustan replicar reputados funcionarios mendocinos.

Por caso, la intendenta Flor Destéfanis “ubicó” a su madre como jefa de Asesoría, a su marido como jefe de Gabinete, y a su hermano como “asesor”.

Su “mano derecha”, Débora Quiroga, colocó a su marido, Gustavo Muñoz, como asesor en el Ejecutivo, y al hijo de este, Facundo Muñoz, como director de Vivienda.

Roberto Ortiz, director de Salud, acomodó a su pareja, Lucía, como jefa de Veterinaria.

Magdalena Azcurra, secretaria privada, puso a su marido, Marcial Ibarra, como asesor en Cultura y Comunicación.

Gabriela Sosa, directora de Comunicación, acomodó a su marido, José Luis Muñoz, como chofer en el área de Prensa y Comunicación.

Juan Manrique, director de Obras Públicas, es cuñado del concejal Cristián Jalit.

Gonzalo Amaya, concejal, puso a su hermano Leo en Prensa del Concejo Deliberante.

La concejal Rosa Toti Abraham tiene de secretaría a su hermana Vanina Abraham y el cuñado es el prosecretario del Concejo Deliberante. A su vez, el secretario de gobierno, Leonardo Saile, es primo hermano del prosecretario del mismo cuerpo.

El jefe de movilidad, Gabriel Fernández, puso a su hermano como Prensa y Comunicación del Concejo Deliberante.

Finalmente, José Peláez, director de Desarrollo Económico, “engrampó” a su hijo Marcos Peláez como “asesor” en la misma dirección.

Como se dijo, todo cambia para que nada cambie.

Artículos Relacionados

Volver al botón superior