Benjamin Netanyahu finalmente perdió su trabajo como primer ministro de Israel.
Durante 12 años, había logrado aferrarse al poder, esquivando los intentos de destituirlo y defendiéndose de un juicio por corrupción.
Pero ahora, un grupo inusitado de rivales políticos, desde ultranacionalistas hasta árabes islamistas, se unieron con un objetivo común: derrocar finalmente al “rey Bibi”, como se conocía al ahora ex primer ministro.
La improbable alianza de ocho partidos de ideologías y tendencias diversas logró sellar este domingo el destino de Netanyahu y desplazarlo del poder colocando en su lugar a uno de sus antiguos aliados: el millonario Naftali Bennett.