Roberto Dromi, exministro de Obras Públicas y figura clave de las privatizaciones en la década del 90, falleció a los 79 años. Fue el principal arquitecto jurídico de la Ley 23.696 de Reforma del Estado, sancionada en 1989, que habilitó la venta de empresas estatales como YPF, ENTel y Ferrocarriles Argentinos.
Durante su gestión, defendió las privatizaciones como un mecanismo para “dinamizar la producción” y reducir el déficit fiscal. Su célebre frase, “Nada de lo que deba ser del Estado seguirá en manos del Estado”, marcó una época en la política argentina.
Además de su rol en el gobierno de Carlos Menem, Dromi fue intendente de Mendoza durante la dictadura militar y asesor del Poder Ejecutivo de La Rioja antes de ingresar al gabinete nacional en 1989. Más tarde, ocupó cargos como embajador en España y secretario de Reforma del Derecho.
A pesar de denuncias por presuntos sobornos relacionados con concesiones viales en los años 90, nunca fue condenado por la Justicia. En los 2000, asesoró a Julio De Vido y participó en la reestatización de YPF en 2012, durante el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner.
Dromi también tuvo una destacada trayectoria académica, siendo doctor en Ciencias Jurídicas y experto en derecho administrativo. Su legado, controvertido pero influyente, deja una marca imborrable en la historia económica y política argentina.