
Pese al triunfo electoral de Javier Milei, que superó el 40% de los votos a nivel nacional, el Gobierno enfrenta una nueva etapa de tensiones internas. En la Casa Rosada se instaló un clima de incertidumbre, ya que el Presidente decidió posponer los cambios en el Gabinete que se esperaban tras las elecciones.
Durante los festejos, Milei buscó mostrar unidad al subir al escenario a Karina Milei y Santiago Caputo, figuras centrales de su entorno, aunque detrás de escena persisten las disputas con los sectores encabezados por los hermanos Menem. La demora en el rediseño del equipo ministerial generó malestar entre los funcionarios, mientras que Luis Caputo consolidó su influencia dentro del Gobierno.
Entre los cargos en duda aparece el del jefe de Gabinete, Guillermo Francos, quien podría ser reemplazado en el futuro. Sin embargo, el Presidente aclaró que las definiciones se tomarán “a la luz del nuevo Congreso”, lo que posterga cualquier decisión hasta el recambio legislativo.
En paralelo, el kirchnerismo también enfrenta su propia crisis. Tras la derrota en la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof defendió su estrategia de desdoblamiento, mientras Cristina Kirchner siguió las repercusiones desde su departamento en Recoleta. Las diferencias entre ambos líderes se profundizan y marcan el futuro del espacio.



