Lourdes Arrieta, la polémica diputada nacional por La Libertad Avanza, aportó información clave a la Justicia respecto a su controvertida visita a la cárcel de Ezeiza, donde el pasado 11 de julio se reunió con represores condenados por delitos de lesa humanidad.
Entre los detenidos se encontraba Alfredo Astiz, una figura emblemática de la dictadura militar que gobernó Argentina entre 1976 y 1983, conocido por su participación en secuestros, torturas y desapariciones forzadas.
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En un extenso escrito de 30 páginas presentado el viernes pasado ante el Juzgado Federal de La Plata, a cargo del juez Ernesto Kreplak, Arrieta detalló el inquietante episodio que vivió durante la visita. Según su relato, Astiz, apodado “El Ángel de la Muerte”, mostró un comportamiento perturbador que la dejó profundamente inquieta.
“Una de las cuestiones que más me ha movilizado, y también hoy me genera un gran temor, se relaciona con que uno de los internos [Astiz] conocía mi nombre, sabía que me haría presente en el lugar y sabía que mi papá es veterano de Malvinas. Este sujeto no me sacó la vista de encima, algo que por momentos llegó a intimidarme y molestarme, pero al estar rodeada de mis compañeros de trabajo, y funcionarios del lugar, entendí que estaba segura”, escribió la diputada.
Arrieta no especificó en su presentación si el pedido de protección para ella y su familia se debió exclusivamente a este episodio con Astiz o a las amenazas que ha recibido desde que la visita se hizo pública. Sin embargo, su denuncia abarca una serie de graves acusaciones, incluyendo la posible comisión de delitos de coacción agravada, abuso de autoridad, violación de los deberes de funcionarios públicos, conspiración y malversación de caudales públicos.
Por otro lado, la diputada menciona en su denuncia a figuras clave como Fernando Martínez, titular del Servicio Penitenciario Federal, y el cura Javier Olivera Ravasi, además de sus compañeros de bloque, los diputados Benedit Beltrán, Guillermo Montenegro y Alida Ferreyra, quienes, según Arrieta, fueron los responsables de organizar la polémica visita. Asimismo, acusó a Sharif Menem, mano derecha del presidente de la Cámara de Diputados, de estar involucrado en los hechos.
Un aspecto especialmente revelador de la declaración de Arrieta es la mención de un grupo de WhatsApp donde se discutieron los pormenores de la visita y se compartieron inquietantes mensajes. Según Arrieta, en este grupo se habló de “reestablecer la paz de gente inocente privada de su libertad y que había heridas del pasado que cerrar en la sociedad”.
En este chat, el padre Javier Ravasi, uno de los organizadores de la visita, informó que el diputado Beltrán Beneditt había hablado con la entonces ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, para facilitar el ingreso al penal sin inconvenientes.