Según los resultados de la encuesta “Generation mute, millenials phone call statistics” realizada a 1.200 personas por la compañía BankMyCell, se dio a conocer que el 81% de los millennials evita hacer llamadas por teléfono o tienen que prepararse antes de marcar porque les causa ansiedad. Además, recibir una llamada les parece una intrusión a su vida personal.
Estas generaciones viven con el teléfono al lado y no pueden salir de sus casas sin él. Sin embargo, prefieren formas de comunicación más ágiles en las que puedan hacer varias cosas al mismo tiempo y que no les implique una pérdida de tiempo. De esta forma les resulta más fácil resolver, en la mayoría de los casos, situaciones a través de aplicaciones con mensajería instantánea.
La encuesta también confirmó que se utilizan excusas para no contestar llamadas. La más común es decir que el teléfono no sonó. Sin embargo, le siguen justificaciones como: “no había señal”, “estaba manejando”, “no encontraba mi celular”, “estaba en una reunión”, “el celular está roto” o también se suele decir “no reconocí el número”.
Ahora bien, ¿por qué no contestan las llamadas?
La compañía BankMyCell recopiló las siguientes causas:
-Las llamadas pueden llevar mucho tiempo: la gente quiere comunicarse más rápido y obtener respuestas directas. Si las personas llamadas no sabrán si perderán horas o solo unos minutos.
Las llamadas son perturbadoras: en la mayoría de los casos, el teléfono puede sonar en cualquier momento del día y esto podría llevar a interrumpir cualquier actividad que esté haciendo.
-Las llamadas son presuntuosas: en general, cuando alguien llama, sus necesidades son mayores y se supone que hay tiempo para ser interrumpido.
-Las llamadas son ineficaces: al enviar un mensaje a través de una aplicación, vas directo al grano sin ninguna pequeña charla sobre el “clima hoy” o “que has hecho hoy”.
-Las llamadas pueden ser molestas: recibir una llamada inesperada de alguien crea una reacción negativa. La gente a menudo suspira o se sorprende cuando alguien llama en un momento inoportuno.
Las llamadas son estresantes: en un mundo donde todos están apurados, en muchas situaciones, las llamadas pueden ser agobiantes.
-A la gente le gusta evitar los conflictos: las llamadas dejan poco tiempo para calmarse. La persona puede sentirse vulnerable en términos de cómo se ve y de lo que va a decir. No es lo mismo que en el mensaje de texto donde se tiene tiempo para pensar la respuesta.
-Las llamadas rara vez son privadas: Si se desea cierto grado de privacidad en el teléfono, la persona tendrá que reubicarse para evitar que la gente escuche a escondidas.
La compañía que realizó la encuesta concluyó que con respecto a los resultados, en lugar de etiquetar a los millennials como groseros por ignorar las llamadas, deberíamos adaptarnos a las nuevas formas de comunicación rápida que hay en la actualidad.