En las últimas horas, la Unión de Comerciantes de Industriales de Mendoza (UCIM) emitió un comunicado en el que traza un durísimo panorama respecto de la economía argentina.
“Siempre lo afirmamos y está en el ADN de UCIM, sólo el sector privado puede generar riqueza y empleos formales“, arranca diciendo la entidad mendocina.
Acto seguido, advierte: “Los empresarios tenemos la responsabilidad y debemos tener la libertad de generar negocios que se traduzcan en inversiones, fondos que circulan en la sociedad, que generen puestos de trabajo y efecto derrame de las ganancias. Como obligación, debemos contribuir al sostenimiento de los servicios estatales básicos e indispensables, de manera razonable. Como contraparte, el estado debe cobrar impuestos razonables y administrar de forma transparente y eficiente los fondos que recibe”.
Para la UCIM, “en Argentina no sucede ni lo uno ni lo otro” ya que “los empresarios nos encontramos asfixiados por más de 160 impuestos, no tenemos libertad para desarrollar nuestros negocios, hay imposibilidad de invertir y nos vemos perseguidos y asfixiados por el estado. Nos manejamos en un ambiente de informalidad crónica y permanentemente desanimados a invertir o a tomar colaboradores por temor a perder todo”.
El comunicado de la entidad avanza puntualizando: “Y son estas reglas de juego las que cada vez, con más fuerza empujan a trabajar en el sector informal, ya no como una opción, sino como el único camino posible para subsistir, lo que trae asociado una creciente evasión, competencia desleal y precariedad laboral en los trabajadores”.
Y agrega: “Por el otro lado, sufrimos un estado sobredimensionado, con su rol fiscal exacerbado con controles parciales, con una oferta de subsidios y asignaciones desproporcionados, con situaciones que rozan la “corrupción” y sobre todo que toma medidas que se financian con dinero estatal para fines político-electoralistas”.
Por otra parte, la UCIM advierte acerca de una situación inquietante: “Notamos una tendencia marcada al fomento de la demanda de bienes y servicios (incluido el sector público), y un desaliento notable a la iniciativa privada que compone la oferta, lo que se traduce en que cada vez más el productor debe ajustarse para financiar un Estado con demanda en aumento”.
A tal respecto, concluye: “Nos encontramos entonces con un sector público creciente y un sector privado formal generador de riqueza y de recursos genuinos cada vez más limitado y en decadencia”.
Para la entidad mendocina, esto no es todo: “A esta relación nada virtuosa se suman variables locales y macroeconómicas histórica y crónicamente desequilibradas como la inflación y el desempleo, a lo que se agregó en el último año la pandemia y su cuarentena, el desaliento permanente a la exportación e importación, a través de las regulaciones distorsivas, -sin caer en la cuenta que la salida del país se encuentra en el sector externo y su desarrollo como principal fuente generadora de divisas tan necesarias- un tipo de cambio fluctuante y totalmente regulado, y su impacto directo en la productividad (calidad y competitividad) y producción (volumen) del entramado productivo del país y una larga línea de etc”.
Finalmente, la UCIM sostiene: “De la terrible situación que atravesamos solo se sale trabajando y trabajando, organizando los gastos y promoviendo las fuentes de ingreso es decir, al empresariado”.
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