Eran otros tiempos. La espera y la paciencia estaban dentro del menú. Una serenidad y un estoicismo que ha sido dejado de lado. El adolescente había mostrado su habilidad y pasión musical desde muy chico. Todo había nacido con la emulación. Brian, con 7 años, veía a su padre tocar el ukelele. Primero se acercó al piano, después a la guitarra acústica. Se pasaba varias horas al día con los instrumentos, descubriendo sus sonidos.
Y también estaba la radio. Los Everly Brothers, Buddy Holly, Chuck Berry, Little Richard, Clif Richards, los Beatles. Las canciones que más le gustaban a él tenían la energía de la guitarra eléctrica. Eso es lo que él quería, sentía que ese debía ser su instrumento. Cuando pidió una, los padres le explicaron que no se la podían comprar. Era muy cara para la economía familiar. Brian supo y aceptó que no podría tener n un Fender Stratocaster ni una Gibson. Pero Harold May, su padre, le propuso un plan alternativo. Que ellos mismos construyeran una. El hombre era ingeniero eléctrico: entendía cómo funcionaban las cosas. A nadie en la familia le pareció una idea ridícula; al final y al cabo, unos años antes, padre e hijo habían creado su propio telescopio.
Harold y Brian May, padre e hijo, empezaron a trabajar en el instrumento en agosto de 1963. Recién estuvo terminada un año y medio después.
Utilizaron rezagos y restos que había en su casa y otros elementos que salieron a buscar en las cercanías. Todo parecía servir. La gran mayoría de los materiales fueron reciclados. Partes de una chimenea de una casa abandonada, piezas de roble de una vieja mesa que encontraron por ahí, resortes de una bicicleta, válvulas de una moto hasta los botones de una camisa. En algunos casos tuvieron que crear las herramientas para poder trabajar en una tarea tan específica porque en su casa sólo tenían las usuales. Sólo compraron las cuerdas y un par de elementos específicos más. En total, una de las guitarras más famosas del rock sólo costó 8 libras esterlinas. Después Roger pintó la caja de color cereza.
La guitarra fue algo más que un proyecto entre padre e hijo, una manera de pasar el tiempo juntos. El resultado final debe haber hasta excedido sus expectativas. Esta pieza no tiene nada que envidiarle a una hecha por profesionales. Varios entendidos le sugirieron a Brian May que patentara el sistema del trémolo, que tenía innovaciones que no se habían visto antes. Brian prefirió evitar los trámites burocráticos y dejar que la innovación familiar pudiera ser utilizada por cualquiera.
Brian May grabó casi todos sus temas con la Red Special (también se la conoce como The Old Lady y The Fireplace Guitar). A principios de este siglo, la guitarra fue producida para su venta comercial. Brian May ha usado en vivo alguna de esas réplicas.
Esa guitarra propia le dio, como no podía ser de otro modo, una voz propia. Son muchos los músicos que tiene guitarras hechas a medida, exclusivamente para ellos. Pero de las grandes estrellas sólo Brian May construyó su propia guitarra.
Desde su disco debut, Queen sonó distinto. No había forma de que así no sucediera con Freddie Mercury como cantante y con esa guitarra y la manera de tocarla de May. Una guitarra personal de la que obtuvo un sonido personal, su propia voz.
Eso quedó claro desde el primer álbum de Queen. Keep Yourself Alive mostró que ahí había algo diferente. Además de lo evidente, estaba la capacidad de trabajo. Tardaron casi dos años en conseguir que la canción tuviera la forma que ellos querían.
Ya con su guitarra, con la Red Special, a los 17 años Brian May formó su primera banda. La llamó 1984, como la novela distópica de George Orwell. Las influencias eran las típicas de esos años. Los Rolling Stones, The Yardbirds, The Who. Tocaban en pubs y pequeños clubes.
Brian y Tim Staffell, su compañero, dieron los primeros pasos en la composición de canciones. Pero en 1967, luego de una actuación les robaron sus pertenencias y tuvieron problemas con la policía. Tomaron esa noche negra como un augurio que les indicaba que no debían continuar juntos y se disolvieron. Brian terminó la escuela con notables calificaciones, lo que le valió el ingreso en el Imperial College para estudiar física. Brian May siguió destacándose en el estudio. Se especializó en astronomía y su diploma fue entregado por la Reina Madre. De inmediato comenzó un doctorado. Eran muy pocos en el mundo los que se dedicaban a esa especialidad. Su futuro en el mundo académica era muy alentador.
Pero Brian también era músico. Y necesitaba darse una oportunidad, perseguir su pasión. Después de un año dedicado casi por completo al estudio, May y Staffel volvieron a encontrarse. El plan era armar un power trio. Rápidamente encontraron el baterista, un estudiante de odontología. Con la entrada de Roger Taylor decidieron llamarse Smile. Brian combinaba la vida académica con la musical.
La banda se empezó a hacer conocida en el circuito londinense. Llegó a oficiar de banda soporte de Pink Floyd en una presentación en el Imperial College. Una pequeña legión de fans los empezó a seguir. Entre ellos había un joven histriónico que se llamaba Farrokh Bulsara. Sin embargo, la banda no despegó y los problemas internos hicieron el resto. Stafell y May volvieron a separarse.
Bulsara ocupó el lugar del saliente. El nuevo cantante adoptó el nombre artístico de Freddie Mercury y la banda pasó a llamarse Queen. Les costó todavía casi un año encontrar un bajista que los conformara. El grupo encontró su conformación final con el ingreso de John Deacon.
Brian logró que un productor de una discográfica importante fuera a verlos. Consiguieron un contrato discográfico. El productor vio de inmediato que aunque el material todavía no era del todo convincente, la química entre ese front man expresivo y el guitarrista preciso y potente era algo único. Había pasión, exuberancia y una belleza indefinible.
Ellos tenían una visión clara de lo que querían y estaban dispuestos a trabajar para que se concretara en su canciones: “Queríamos ser bien pesados en la superficie y sutiles y melódicos en lo profundo. Que esos dos mundos se mezclaran. Y que lo que conseguíamos en un estudio, lo pudiéramos potenciar en vivo. Siempre buscamos que la gente disfrutara de nuestros discos y que quisiera vernos tocar también” explicó en una entrevista reciente.
El primer disco de Queen no tuvo el impacto que ellos habían esperado. Brian, mientras tanto, continuó con su doctorado, daba clases en un colegio secundario y ejercía tutorías en el Imperial College. Estaba dividido entre su actividad académica y científica y su vida musical. Estiraba las definiciones todo lo posible, pero él internamente sabía que en algún momento debía tomar una decisión.
El padre creía que la música era un berretín que se le iba a pasar, que se había sacado el gusto con esos años conformando grupos y el disco editado profesionalmente. Ya había logrado más que muchos. Pero a meses de completar su doctorado, Brian tomó la decisión que dejó consternado a su padre: renunció a la vida universitaria para dedicarse de lleno a la musical. Brian estaba convencido que sólo entregando la totalidad de su tiempo a su verdadera pasión, tendrían una verdadera chance. El siguiente disco, aparecido en 1974, le dio la razón. Queen pegó el gran salto.
Ese magnetismo que produce la energía de la guitarra de May con la voz de Mercury y su presencia escénica fue percibido por el resto del mundo. Queen se convirtió a partir de ese momento en una de las grandes bandas de la historia del rock.
Mercury y May trabajaron juntos a lo largo de dos décadas. Una idea compositiva de Brian, pensada para provocar un efecto en las multitudes que los iban a ver en vivo, muestra cómo era la relación de la banda con el público. Cómo la idea performativa estaba presente más allá del despliegue y el desparpajo de Mercury. We Will Rock You está concebida para que el público participe, para que sea arte del show, una concepción que no era frecuente para la época. El tándem de ese tema con We Are The Champions puso a la banda a cada gran evento deportivo hasta la actualidad.
Cuando en 1983 Queen se tomó un descanso para recuperar energía y que sus integrantes desarrollaran sus proyectos solistas, Brian intentó grabar un proyecto junto a otros guitarristas, una especie de sofisticada jam session junto a Eddie Van Halen, entre otros, que se llamó Brian May and Friends.
La banda regresó en 1985 con A Kind of Magic y May aportó Who Wants to Live Forever. El buen momento no duró demasiado. Freddie fue diagnosticado con HIV y expresó su deseo de seguir grabando hasta el final. Sus compañeros decidieron acompañarlo.
Después una serie de eventos desgraciados ensombrecieron el ánimo de May. Se encadenaron episodios que le produjeron un gran dolor, los duelos se le entremezclaron y su ánimo se derrumbó. En un breve periodo perdió a Freddie, a su padre Harold y se separó de su esposa Christine Mullen con quien tuvo tres hijos. Entró en una profunda depresión. Consideró, según declaró tiempo después, el suicidio.
Para alejar las ideas suicidas que lo rondaban, inició un tratamiento con profesionales y puso toda su energía en el trabajo. Editó su disco solista Back To The Light y salió de gira. Después tocó el tiempo de los homenajes a Freddie y volver con la banda. En 1998 sacó Another World, su tercer disco solista.
Brian May está en pareja con la actriz Anitta Dobson desde hace tres décadas. Vive en una lujosa vivienda que la semana pasada sufrió las inundaciones luego de las terribles lluvias que asolaron a Europa. Se calcula que su fortuna personal es superior a los 200 millones de dólares.
En 2007 retomó su vieja pasión por la astronomía. Ser una estrella de rock no le impidió retomar sus estudios y cumplir el anhelo de su padre. Completó su doctora en astrofísica. 36 años después entregó su tesis titulada Velocidades Radiales en la nube de polvo zodiacal. Tema en el que hay escasos especialistas en el mundo. Un año después fue nombrado rector honorario de la Universidad de John Moores.
Mientras tanto, el Doctor Brian May, el rockero científico fue nombrado Comendador de loaa Orden del Imperio Británico por la Reina.
Poco tiempo atrás, un asteroide fue bautizado con su nombre.
En mayo del año pasado tuvo dos problemas de salud que lo pusieron en las primeras planas de los diarios ingleses. Mientras el primer episodio dio lugar a bromas, el segundo sólo generó preocupación. A principios de ese mes estuvo internado por una lesión en sus glúteos. Mientras se dedicaba a una de sus principales aficiones, la jardinería, se lesionó los músculos del glúteo. El dolor le impedía caminar y dormir. Semanas después, y mientras le realizaban estudios médicos (descubrieron que su medio siglo como guitarrista le produjo también una comprensión del ciático e inconvenientes en la espalda) sufrió un prolongado dolor en el pecho con sensación de opresión. Un infarto, tres arterias tapadas y la colocación de varios stents para solucionar la afección.
En sus redes sociales el guitarrista explicó la situación y agradeció la preocupación de los fans. También contó la lesión en sus glúteos y se mostró algo sorprendido por las bromas de las que fue víctima: “Me había olvidado cuanto le divierte a la gente todo lo que esté relacionado con el culo”, dijo.
Hoy cumple 74 años Brian May. Uno de los grandes guitarristas de la historia, compositor de temas inolvidables y fundador de Queen. Pero él ha sido una figura atípica en el mundo del rock. Cedió el protagonismo a su cantante sin que los problemas de ego interfirieran en la progresión de la banda, cultivó el perfil bajo y apenas pudo retomó sus estudios hasta conseguir el doctorado que había dejado suspendido para perseguir sus sueños de estrellato.
Así como su guitarra, Brian May también construyó su carrera y su vida de una manera propia, artesanalmente, con originalidad, siguiendo su propio manual de instrucciones.
Fuente: INFOBAE