Los vehículos con un precio al público de más de $2.250.000, comenzarán a pagar impuestos internos, a partir del 1 de diciembre, luego de la actualización de la base imponible que llevará a cabo la AFIP en los próximos días.
Esto llevará a que los automóviles 0km, desde 28.100 dólares al cambio de hoy, queden alcanzados por una alícuota del 20% correspondiente a la primera escala de este impuesto.
Según informó Ambito, la segunda escala tendrá un sobrecargo fiscal de 35% a partir de modelos de un valor de $4.150.000, es decir, 51.000 dólares. Esto se debe al ajuste del 8,93% correspondiente a los meses de julio, agosto y septiembre que surgen del Sistema de Índices de Precios Mayoristas (SIPM) y que regirá hasta fin de febrero.
Hasta fin de noviembre, el impuesto se cobra a partir de unos $2.040.000 de valor al público. De todos modos, hay que tener en cuenta que, por la forma de aplicación del tributo, una alícuota de 20% representa un incremento del precio del 25% mientras que la de 35% eleva el valor en alrededor de 50%. Es por eso que una gran cantidad de modelos quedan “topeados” justo debajo de la base imponible para no sufrir ese recargo.
En el caso de no poder sostenerlos en ese nivel, esos vehículos se dejarán de comercializar en la práctica, ya que quedan descolocados frente a la competencia.
La mayoría de los modelos afectados son importados pero también alcanza a algunos producidos en Argentina. Hay que tener en cuenta que los 0km más accesibles del mercado tienen un precio de 1 millón de pesos por lo que la franja que queda exenta es muy chica y eso hace que tributen modelos del segmento mediano.
Este gravamen –denominado impuesto “al lujo”– se viene aplicando desde hace años con distintos niveles de intensidad.
Comenzó a tomar relevancia durante el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, ya que fue subido a un nivel récord desde el 2014, luego se atenuó –pese a que habían anunciado eliminarlo– durante la presidencia de Mauricio Macri y volvieron a tener un impacto mayor desde la llega de Alberto Fernández.
Inclusive, se modificó la forma de cálculo (antes era por la inflación general, tal como se estableció en el gobierno de Cambiemos) para pasar a un índice mayorista.
Los importadores aseguran que la suba de la base imponible que se viene realizando en 2020 no alcanza para cubrir el incremento de la inflación como tampoco la devaluación del peso. Según sus estimaciones, la inflación mayorista muestra un retraso en relación al costo de vida. A esto se suma que la devaluación del peso desde enero hasta septiembre –que es el período que se está tomando para calcular Internos – fue de 30%.
“Estamos cerca de 5% retrasados y todavía faltan computar los días para llegar al 1 de diciembre” se quejó un importador.
Hay que tener en cuenta que casi todos los modelos alcanzados por este tributo se rigen por listas de precios dolarizadas. Esto lleva a que sean cada vez más modelos los que queden alcanzados por estos impuestos. Esta política de castigo fiscal a los vehículos más caros – en su mayoría importados – va en línea con los planes del Gobierno de restringir el ingreso de vehículos del exterior por la falta de dólares. Ante la menor oferta, se generalizaron los sobreprecios que se determinan en base a la ley de oferta y demanda.
Estos valores se modificarán desde diciembre y, en lo que queda de este mes, o no se venderán por falta de stock o se esperará a que rija la nueva escala con precios ajustados.
El valor del 0km alcanzado por este gravamen, tomando su precio de venta de fábrica o importador a concesionaria, pasa de $1.451.300 a $1.580.935 para la primera escala y de $2.679,323 a $2.917.700 para la segunda.
A esos montos, hay que aplicarle el IVA más el margen comisional de alrededor de 15%. Es por eso que, el precio final es orientativo porque depende de si la concesionaria resigna o no parte de sus ganancias. De ese ingreso, tiene que afrontar todos los costos de la concesionaria (laboral, alquiler, servicios, impuestos y demás). Lo que queda será su rentabilidad.