La pesadilla que vive un pueblo mendocino por la falta de agua potable

Cansados de la falta de atención, los vecinos de Ñacuñán explotaron y mostraron la delicada situación que atraviesan.

Vecinos de Ñacuñán, un pequeño pueblo que pertenece al departamento de Santa Rosa, viven en una completa pesadilla, ya que carecen de un suministro vital para la vida como es el agua potable.

Es por esto, que NewsOnline se puso en contacto con los vecinos que carecen del suministro y se mostraron visiblemente enojados con la comuna que conduce Flor Destéfanis.

Básicamente el problema que tenemos respecta al mantenimiento de la planta de ósmosis inversa. Se baja la tensión en la línea de corriente eléctrica y por el mismo motivo se quema la bomba que extrae el agua”, explicaron.

El pasado 5 de noviembre se rompió la bomba de agua y los vecinos pasaron varios días sin recibir respuestas, afrontando las intensas olas de calor sin el suministro, que alcanza a casi 60 pobladores.

Es por esto, que ante la falta de gestión, se organizaron y realizaron una manifestación pacífica en la ruta, para visibilizar su lucha.

En ese sentido, se mostraron enojados y decepcionado con el municipio por la falta de atención: “Sentimos un abandono total y un desinterés único, al punto que para hacernos escuchar tuvimos que hacer una protesta“.

Al mismo tiempo, indicaron que el problema no es de ahora, sino que tiene larga data y varios antecedentes. Sin embargo, aseguraron que este año superaron el tiempo en el que estuvieron sin servicio de agua.

Durante 45 días, los vecinos recibieron puras excusas y cero soluciones a la problemática. Pero, a raíz de la protesta y luego de más de un mes afrontando el problema, llegó la respuesta de la municipalidad.

Logramos que traigan la bomba y la coloquen. Por el momento es la única solución que pudimos tener. Tenemos agua, pero no es apta para el consumo“, precisaron a este medio.

Lo que significa una solución a medias, ya que se trata de agua que no pueden utilizar para beber o cocinar, porque puede ser un condicionante para la salud.

Es por esto, que una vecina, cansada de la falta de atención que recibe el pueblo, les dejó un fuerte y sentido mensaje: “No logramos que nadie sea el portavoz de un gran problema. Les guste o no les guste, somos parte del pueblo. No es solamente el recorrido de la reserva o los animales hechos en madera, para que la gente que hace turismo lo vea. Nosotros somos parte de este lugar. Lamentablemente, a la hora de significar un voto para ellos no significamos nada porque somos pocas personas, pero necesitamos que se nos brinde los que se le brinda a cualquier ser humano”, relató.

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