El círculo íntimo del expresidente de EE.UU., Joe Biden, considera a su esposa, Jill, como una de las primeras damas más poderosas de la historia, señalan los periodistas Alex Thompson y Jake Tapper en su reciente libro ‘Pecado original’ (‘Original sin’, en inglés), en el que recopilan relatos que cuentan cómo los miembros del equipo de Biden estaban al tanto de su estado de salud y aun así querían que volviera a ser presidente.
‘Doctora B’
La ex primera dama conoció a su marido el mismo año en el que se graduó de la universidad y desde entonces se convirtió en su “compañera política, además de esposa”, según Thompson y Tapper. En 2007, Jill Biden obtuvo el título de doctora en Educación, por lo que más tarde el personal de la Casa Blanca la apodó ‘Doctora B’.
“La ‘Dra. B’ era una figura poderosa y protectora en la Casa Blanca. También fue, sin lugar a dudas, una de las principales defensoras de la decisión del presidente de presentarse a la reelección y una de las principales negadoras de su deterioro”, reportan los autores de ‘Pecado original’.
Rasputín en la Casa Blanca
De acuerdo a fuentes familiarizadas con el funcionamiento interno de la Casa Blanca, “cinco personas dirigían el país, y Joe Biden era, en el mejor de los casos, un miembro de alto rango de la junta”. La entonces primera dama era una de esas pocas personas que gozaban de tanta autoridad.
Los autores aseguran que el poder de Jill le dio a su asesor principal, Anthony Bernal, una influencia similar a la que tenía Rasputín en la corte imperial rusa. Bernal, quien ostentaba el título de ‘asistente especial del presidente’ y supuestamente ganaba el mayor salario en el anterior gobierno, comenzó a trabajar para los Biden en 2008.
El ‘asistente especial del presidente’ fue uno de los pocos que pudo estar al lado del entonces mandatario durante el confinamiento por la pandemia del covid-19 y después de los desastrosos debates presidenciales contra Donald Trump.
