Los casos de Jeremías Gelabert, Abigail Carniel y la reciente investigación sobre el paradero de los hermanos Álvarez no solo preocupan a funcionarios del gobierno, sino también a opositores que desde hace varios meses insisten con que el Gobierno protege al ministro de Seguridad, Raúl Levrino, y al jefe de la Policía, Roberto Munives.
Corría el 22 de noviembre del año pasado, cuando a Jeremías Fernando Gelabert parece habérselo tragado la tierra.
El joven de 30 años, y que además presenta un cuadro de bipolaridad, se subió a una mesa en la casa de su hermano y dijo que no quería “sociabilizar con más nadie”.
Para colmo, además de su complejo estado de salud, se le sumó que su pareja había decidido terminar el vínculo sentimental que los unía. Como si esto fuera poco, también perdió su trabajo.
El tiempo fue pasando y el tema pareció ir quedando en el olvido, salvo para su familia, que con la esperanza a cuestas sigue “removiendo cielo y tierra” para intentar encontrar pistas que traigan algo de alivio.
Si bien se lee en las líneas anteriores que el caso pareció ir quedando en el olvido, diferentes medios provinciales y nacionales “reforzaron” los incesantes pedidos de familiares, amigos y allegados, quienes en más de una oportunidad encabezaron marchas o inundaron las redes sociales pidiendo por la aparición con vida de Jeremías.
Ver: El fiscal del caso Jeremías Gelabert asegura que “llama la atención que una persona decida de un día para el otro cortar su vida”
Más acá en el tiempo se han dado una gran cantidad de hechos similares, muchos de ellos terminaron de la mejor manera, y lamentablemente otros no. Sin embargo, la madrugada del pasado 15 de abril, el nombre de Abigail Carniel empezó a sonar con fuerza en Mendoza.
La última vez que fue vista la joven de 18 años, fue en momentos que se bajó de un colectivo de la línea 353 en inmediaciones del barrio Sargento Cabral.
Llamativamente, la amiga que estaba junto a Carniel siguió viaje en el transporte público hacia su domicilio.
Poco después, la familia de la desaparecida radicó la denuncia policial y se intensificó la búsqueda.
Si bien pocos datos concretos han trascendido, lo que si se comprobó a través de las cámaras de seguridad, es que la mujer descendió del colectivo y caminó hacia la barriada mencionada.
La investigación avanzó y los pesquisas lograron detener a tres sujetos, quienes aguardan por la decisión de la justicia provincial.
A Martín “Chupete” Marquez, Matías “el Fido” Díaz y Vicente Chumacero se les agravaría la situación en las próximas horas, ya que está previsto que el jueves, la jueza María Julieta Espínola, se pronuncie al respecto.
El trabajo de campo de los sabuesos no ha sido menor. Se han llevado a una gran cantidad de allanamientos en diferentes sectores del Departamento del norte, inclusive con el apoyo de canes adiestrados.
En algún momento se temió lo peor, cuando un perro del grupo voluntario Kunti K-9 marcó una placa de cemento recientemente construida en inmediaciones del club Jorge Newbery.
En este lugar se hicieron varios allanamientos, pero no se logró encontrar pistas que ayuden al esclarecimiento del hecho.
Las horas, los días y las semanas fueron pasando, y la angustia fue apoderándose de la familia de la víctima, aunque siempre optaron por seguir de cerca cada uno de los operativos.
El caso tomó tal trascendencia, que inclusive una vidente de Malargüe se comunicó con los padres de la joven y les aseguró que la chica estaba enterrada en El Challao.
El tiempo se fue consumiendo hasta llegar a este 16 de junio, en el que poco y nada se sabe al respecto.
Pocos días atrás, más precisamente el 7 de junio, Franco Jesús (28) y Kevin Luciano Álvarez (18) salieron de su casa ubicada en Colonia Bombal, con el objetivo de cobrar un trabajo de albañilería que realizaron en Los Corralitos.
Cerca de las 21:30 de esa jornada, el menor de los dos hermanos se comunicó con su madre. Desde ese momento, todo es misterio y duda.
Si bien no hay pistas concretas, algunos efectivos sospechan que pueden haber sido víctimas de algún ataque por problemas de vieja data que ambos tenían.
Los policías abocados al caso confirmaron que uno de los jóvenes llevó consigo su teléfono, mientras que el otro no.
Las personas que les debían plata a los Álvarez confiaron que les pagaron, pero que luego no los volvieron a ver. Si bien no está confirmado, es probable que estos sujetos no estén relacionados al caso que se investiga.
Otra de las pistas en las que trabajan los agentes de la fuerza, es que los hermanos tenían serios inconvenientes relacionados al consumo de drogas. Esto está en análisis, pero claramente es una de la hipótesis que pareciera ir tomando fuerza.
Estos son solo algunos de los casos que más trascendencia han tenido, y que han generado gran preocupación en una sociedad mendocina que cada vez tiene más miedo de salir a la calle.