Influencers dicen que les pidieron criticar la vacuna de Pfizer

Una misteriosa agencia de relaciones públicas intentó generar desconfianza en las vacunas contra la COVID-19 e intentó reclutar a celebridades de las redes sociales en Francia y Alemania.

La misteriosa agencia de relaciones públicas londinense envió su propuesta simultáneamente a influentes de las redes sociales en Francia y Alemania: solo debes decir que la vacuna contra la COVID-19 de Pfizer es letal y que los reguladores y los principales medios de comunicación la están encubriendo, decía el mensaje; también señalaba que a cambio podían ganar miles de euros en dinero fácil.

La afirmación es falsa. La supuesta agencia, Fazze, tiene un sitio web y se describe como una “plataforma de mercadotecnia de influentes” que pone en contacto a blogueros y anunciantes. Pero cuando algunos de los influentes intentaron averiguar quién dirigía Fazze, el efímero rastro parecía conducir a Rusia.

“Increíble. La dirección de la agencia londinense que se puso en contacto conmigo es falsa”, escribió el lunes en Twitter Léo Grasset, un popular youtubero francés de temas de salud y ciencia con más de un millón de seguidores. “Todos los empleados tienen perfiles de LinkedIn extraños […] que desaparecieron esta mañana. Todos trabajaron antes en Rusia”.

Mirko Drotschmann, un comentarista de salud alemán con 1,5 millones de suscriptores en YouTube, señaló en un tuit que la agencia de relaciones públicas le había preguntado si quería formar parte de una “campaña de información” sobre las muertes de Pfizer a cambio de dinero. Tras investigar un poco, concluyó: “Sede de la agencia: Londres. Residencia del director ejecutivo: Moscú”.

Sus respuestas provocaron que otros dos influentes de las redes sociales salieran a la luz y dijeran que ellos también fueron contactados la semana pasada para ofrecerles una “colaboración” con el fin de criticar la vacuna de Pfizer-BioNTech. A uno le ofrecieron 2000 euros. No se sabe con certeza cuántos influentes recibieron las propuestas o si alguno aceptó.

Además, no está claro que haya existido una agencia Fazze. A las pocas horas de las preguntas en las redes sociales, los perfiles de los empleados en la cuenta de LinkedIn de la agencia habían desaparecido y alguien borró su página de Facebook. Su cuenta de Instagram se volvió privada. Su sitio web no ofrece ninguna forma de contactar con la empresa.

El ministro de Salud francés, Olivier Véran, denunció el martes la operación, calificándola de “patética y peligrosa”. No dio detalles sobre si el gobierno estaba investigando el asunto.

Aunque Francia trata de acelerar los esfuerzos para lograr la llamada inmunidad de rebaño de la COVID-19 antes del verano con una campaña de vacunación más rápida, sigue siendo uno de los países europeos más escépticos en cuanto a las vacunas, pues casi un tercio de sus habitantes dicen que no quieren una inyección. Desde la primavera, muchos residentes se han negado a recibir la vacuna de AstraZeneca después de los informes de que puede causar coágulos de sangre, lo que llevó al gobierno a cambiar en gran medida a Pfizer, una vacuna que más personas están a dispuestas a aceptar. Alrededor del quince por ciento de la población ha completado sus vacunas.

La semana pasada, el presidente Emmanuel Macron ordenó la reanudación de las actividades en restaurantes, tiendas y otros sectores de la economía que habían estado más o menos cerrados desde noviembre. Apuesta a que la inmunización generalizada será la clave para mantener la economía en marcha y atraer a los turistas tras la devastadora recesión provocada por la pandemia. Sin embargo, el gobierno ha advertido que si surge un nuevo brote podría ocasionar otro cierre de algunos sectores de la economía.

Los mensajes de la llamada agencia Fazze, en un inglés deficiente, instaban a los influentes de las redes sociales a crear publicaciones y videos en YouTube, TikTok e Instagram para “explicar” que “la tasa de letalidad entre los vacunados con Pfizer es casi tres veces mayor que la de los vacunados con AstraZeneca”.

En el caso de Grasset, un mensaje de una persona que se identificó como Anton se jactaba de que la agencia tenía un presupuesto “bastante considerable” para una “campaña de información” sobre “la COVID-19 y las vacunas ofrecidas a la población europea, especialmente AstraZeneca y Pfizer”.

Grasset, que publicó capturas de pantalla de los mensajes que recibió, dijo que Anton había estado dispuesto a pagar por videos de 45 a 60 segundos en Instagram, TikTok o YouTube en los que se advirtiera que la vacuna de Pfizer era letal. Anton también le pidió que “actuara como si sintiera pasión e interés por el tema”, pero que evitara los términos “publicidad” y “patrocinado” en las publicaciones. “El material debe ser presentado como tu propia opinión independiente”, decía la propuesta.

“Anima a los espectadores a sacar sus propias conclusiones, a cuidar de sí mismos y de sus seres queridos”, continuaban las instrucciones.

Los influentes describieron que se les instó a cuestionar por qué los gobiernos estaban comprando la vacuna de Pfizer y a presentar a la Unión Europea, que firmó un acuerdo el mes pasado por 1800 millones de dosis de la vacuna de Pfizer-BioNTech, como un monopolio que causa daños a la salud pública. También se les pidió que dijeran a sus seguidores que “los principales medios de comunicación ignoran el tema”.

Antes de que estallara el coronavirus, los troles rusos ya utilizaban los debates sobre vacunas para sembrar discordia, según un estudio de 2018 publicado en el American Journal of Public Health. Las cuentas de Twitter que los agentes rusos utilizaron para interferir en las elecciones presidenciales de 2016 en Estados Unidos también enviaron mensajes tanto a favor como en contra de las vacunas e insultaron a padres de familia.

En abril, un informe de la Unión Europea señaló que los medios de comunicación rusos y chinos buscaban sistemáticamente sembrar la desconfianza en las vacunas occidentales contra la COVID-19 a través de campañas de desinformación dirigidas a Occidente.

 

(*) Liz Alderman es la corresponsal jefa de negocios para Europa y está radicada en París, donde cubre los desafíos económicos y de desigualdad en ese continente. Previamente fue editora adjunta de negocios y pasó cinco años como editora comercial de The International Herald Tribune. @LizAldermanNYT

Este artículo fue publicado primero en The New York Times. Click acá para ver el original. 

 

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