El 24 de agosto de 1816 nació Mercedes Tomasa, la única hija de José de San Martín y Remedios de Escalada. El nacimiento de la primogénita del “padre de la Patria” fue en Mendoza, más precisamente en la calle Corrientes, hogar que desde 1814 habitaba el matrimonio, cuando San Martín era gobernador intendente de Cuyo y se encontraba en plena formación del Ejército de Los Andes.
Por este motivo histórico, en Mendoza se designó el 24 de agosto como el “Día del Padre” en todo el territorio provincial. La conmemoración se estableció mediante la Ley N° 5.131, sancionada el 12 de agosto de 1986.
Hoy se conmemora el 205° aniversario del nacimiento de “Merceditas”.
Aunque han sido varios los esfuerzos de expandir la conmemoración oficial a todo el territorio nacional, aún no se ha logrado imponer esta efeméride para los festejos del día del padre, celebrado el tercer domingo de junio con un tinte meramente comercial y en alusión a una efeméride extranjera instituida en 1966 por el presidente de Estados Unidos, Lyndon Johnson, cuando proclamó esa fecha como el día del padre de los Norteamericanos, en homenaje a John Bruce Dodd, considerado padre ejemplar por haber cuidado a 9 hijos.
Aunque hoy existe una ley que instituye la conmemoración, aún no logra instituirse profundamente en los mendocinos, a pesar de los esfuerzos de historiadores y docentes. La fecha está incluida e instituida oficialmente en el Calendario Escolar.
En 1953, la profesora Lucía Zuloaga de García Sada presentó ante Dirección General de Escuelas de Mendoza, la iniciativa para declarar el 24 de Agosto como Día del Padre. Este pedido fue aceptado por Resolución 192-T-53, instituyendo «oficialmente, en el Calendario Escolar de la provincia. Tras tres años, la profesora mendocina logró que el Consejo de Educación de la Nación resolviera afirmativamente su proyecto, así el 24 de agosto quedó incluido de manera oficial en el calendario escolar y se conmemoraría en todas las escuelas del país.
Un año después ante la presión de diversas asociaciones, dirigentes y diversos grupos económicos, “olvidó” incluir la fecha en el Calendario Escolar, dando lugar a la fecha extranjera.
Finalmente, la resolución de la autoridad escolar mendocina tomó fuerza de ley cuando en 1986 se dictó la Ley Provincial N° 5131, bajo el gobierno democrático de Felipe Llaver, ante el proyecto de la diputada Irma Komizarki de Kozusnik.
La relación de San Martín y su hija Mercerdes, “la infanta mendocina”
Los primeros años de vida de Mercedes fueron realmente intensos, el viaje a Buenos Aires cuando tenía poco más de cuatro meses, la enfermedad de su madre Remedios, la ausencia de San Martín por las misiones que éste emprendía —que entonces consistían en la liberación de Perú y Chile—, hicieron que Mercedes se desarrollara en ambiente agitado pero al mismo tiempo contenido y lleno de cuidados y cariño.
Entre sus seis y siete años, su madre Remedios enfermó y murió el 3 de agosto de 1823. Su vida, desde ese momento desamparada del abrigo del calor antes otorgado por el cuidado y atención de su madre, quedó al cuidado de su abuela hasta que su padre terminara con las misiones independentistas y pudiera, por fin, regresar a Buenos Aires y darle el acompañamiento, protección y educación necesaria.
En 1824, Mercedes y San Martín viajaron a Europa donde «la infanta mendocina», como la solía llamar su padre, recibió una educación de primera calidad, en la que se destacó en pintura y música.
En 1831, tanto ella como su padre se enfermaron de cólera en Francia. Sin embargo, al parecer no todo era infortunio para padre e hija. El médico Mariano Balcarce fue quien los atendió en esta enfermedad y quien también prestó especial atención a Mercedes, con quien terminaría por casarse al año siguiente, el 13 de septiembre de 1832, y consagraría uno de los momentos más felices para la acotada familia integrada para entonces sólo por el Gral. don José de San Martín y Mercedes. Para San Martín, explican los historiadores, el casamiento de Mercedes con Balcarce fue un acontecimiento lleno de algarabía, un momento en que San Martín sintió el logro del esfuerzo hecho por su hija Mercedes, por quien pasaba gran parte, sino toda, de su vida.
Mercedes murió en febrero de 1875, también en Brunoy. En 1951, sus restos, junto con los de Balcarce y su hija mayor, fueron repatriados y hoy descansan en la Basílica de San Francisco.
«Aunque es verdad que todos mis anhelos no han tenido otro objeto que el bien de mi hija amada, debo confesar que la honrada conducta de ésta y el constante cariño y esmero que siempre ha manifestado han recompensado con usura todos mis esmeros, haciendo mi vejez feliz».
Con estas palabras describía el Libertador en 1844 a su hija Mercedes Tomasa de San Martín y Escalada de Balcarce.