Tras una retahíla de denuncias por violencia de género y acoso laboral, y luego de un prolongado tiempo en el que el Gobierno provincial hizo caso omiso, finalmente el director del Instituto Universitario de Seguridad Pública, Alejandro Antón, fue apartado de su cargo.
Un grupo de mujeres que se desempeñaban en la institución, ya sea como profesoras o personal administrativo, realizaron denuncias contra el funcionario por violencia. Es dable destacar que si bien esto salió a la luz hace apenas unas semanas, los hechos vienen aconteciendo hace ya un tiempo.
En su lugar fue designado Alberto Rivero, un comisario retirado que de por sí ya ocupaba el cargo de director académico de la escuela de policías.