La pasión lo lleva en la sangre. Su familia es referente histórica en el mundo del andinismo. Fernando Grajales tiene 41 años, desde su adolescencia le interesan los deportes al aire libre y hace más de dos décadas que trabaja organizando logística de personas que suben al Aconcagua. Su empresa, Grajales Expeditions brinda todo lo que se necesita para sumergirse en este apasionando mundo de la montaña.
MTN dialogó con Fernando para conocer de su pasión por la montaña, aprender de su sabiduría y entender los detalles de este apasionante estilo de vida.
“Mi pasión por la montaña la tengo por una relación directamente familiar. Mi padre hacia el mismo trabajo, organizar logística y él también fue escalador argentino de bastante renombre, entonces mamé un poco la montaña desde muy chiquito viviendo Penitenes, en Puente del Inca y acompañando a mis padres en sus trabajo y en su deporte”, expresó Fernando al comentar sus primeros pasos por el andinismo.
-De niño lo veías como una aventura, ¿cómo lo ves ahora?
– “Ahora esta muy mezclado con mi trabajo, pero lo sigo viendo y viviendo como una pasión. Es lo que me apasionado, donde encuentro mis objetivos, mis descansos y mis tiempos. Más allá que tiene que ver con mi trabajo, trato de mantenerlos separadamente sanos”.
-Me hablas de logística, ¿específicamente cuál es tu función?
-Nuestra función es estar cuando una persona quiere subir a la montaña y hacemos todo lo que se necesita en la cadena de logística: desde buscar a alguien al aeropuerto, a llevarlo a Penitente, tener animales para llevar sus cargas a los campos bases, darles de comer. Brindamos guías, materiales que las personas no tienen o no les conviene viajar con ellas. Siempre hay una empresa de logística local que le provee servicios”.
-Hablame del Aconcagua
-“En el Aconcagua el riesgo está muy acotado. Hay un excelente servicio médico, con mucha experiencia y guías. Están muy bien marcados los senderos, hay patrulla de rescate, hay guardaparques. Todas las empresas son logísticamente muy potentes. No deja de ser una aventura, pero el riesgo, para una montaña de casi 7 mil metros, está muy acotado. El promedio de muertes, en los últimos años, es de 1 o 2 personas”.
– Mendoza, del 1 al 10, ¿en qué escala se encuentra de dificultad para alguien que quiere hacer expedición de montana?
-“La altura no siempre significa dificultad. A la altura se le puede sumar dificultad o al revés. Pasa por ejemplo en la Patagonia, El abanico de posibilidades en Mendoza es realmente interminable, lo que pasa que estamos abocados a las cosas que tienen acceso sencillo. Mendoza tiene mucha montaña con acceso muy complicado, de 3 a 6 días en la zona de Tupungato. Hay montañas que tienen casi 6 días de aproximación, donde hay que cruzar ríos que pueden ser peligrosos”.
– ¿Podrías hacer un análisis de la temporada en el Aconcagua?
– “Como empresa, llevamos 15 meses sin operar y probablemente se extienda. Igual, la temporada de Aconcagua es de noviembre a marzo, es decir que no podríamos comenzar ahora, seguro va a depender mucho de las aperturas de las fronteras. Al Aconcagua vienen una 2500 personas y la mayoría son extranjeros. Casi una 600 personas son locales. La gran pregunta con las fronteras cerradas si el Parque es capaz de operar el con un 20% de su capacidad total. Porque el parque contrata servicios. Yo creo que las empresas somo capaces de achicarnos y operar con poca gente”.
-¿Qué pronóstico tenés la temporada que viene?
-“Creo que será una temporada bisagra la cuál es posible que se vendan permisos de ascenso. Se permite, por ejemplo, hacer trekking y esto es personas que pasan una noche dentro del Parque versus 15 a 18 días. Eso significa cosas muy diferentes en términos económicos y de logística para el Parque. Veo una temporada bisagra en la cuál es posible que se vendan permisos de ascensos para argentinos, no sé con qué tipos de servicios. Igual, todo es día a día y va variando con la pandemia”.
-Naturaleza en pandemia, ¿cómo viste a la montaña?
-“Con la empresa, hemos revisado los campamentos el verano pasado y la verdad que es muy lindo ver el Aconcagua sin gente. Aconcagua tranquilo. Personalmente, que salgo mucho a la montaña, veo que hay muchísima gente. Sigue estando limpia la montaña, no creo que hubo muchos cambios. Lo único, y que considero lamentable, es que estamos pasando por un periodo de sequía que no se si hay registros en Mendoza. Prácticamente no hubo invierno, no hubo precipitaciones. En estos días estuve en Vallecitos y está más seco que nunca”.
-¿Te preocupa esto?
-“Me preocupa. Tenemos datos que son concretos: después de haber operado tanto tiempo en Aconcagua, hemos visto que, temporada a temporada, tenemos que hacer nuevos y grandes esfuerzos para tener agua en los campamentos. En los campos base, el agua fluye pero en los campamentos de altura, se derrite nieve y así se consigue agua. Ahora no hay nieve. Tenemos que acarrear agua a 5 mil metros porque no hay ni siquiera nieve para derretir”.
-Para los rescates, Mendoza está muy bien preparada…
-“Por suerte en Mendoza tenemos una patrulla de rescate de la policía, la cual está profesionalizada.. Esto comenzó a mediados de los 90, pero en la primera década del 2000, tomaron mucha relevancia y empezaron a ser la patrulla de rescate oficial del Parque Aconcagua. Desde ese momento, estuvieron en todas las temporadas y adquirieron mucha experiencia. Cuentan con formación formal, entrenamientos, son policías rescatistas. Un rescatista tiene toda una metodología”.
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“Un rescate tiene una metodología de logística, de búsqueda, de seguridad. Por suerte lo tenemos en Mendoza. Eso libera mucho, no solo a cualquier persona que tenga un inconveniente, sino a los civiles que antes participábamos en rescates. Ahora se debe recurrir primero a la patrulla de rescate. Si la patrulla lo considera necesario, puede pedir la asistencia de civiles, como pasó hace algunos días”.
Hasta aquí llega la primera parte de la imperdible nota a Fernando Grajales. Mañana domingo no te pierdas la segunda entrega con análisis de rescates y su increíble experiencia en el Everest.
