Una perra, a quien llamaron Rubia, hasta hace tres años vivía en la calle, merodeando por las calles de Eugenio Bustos, departamento de San Carlos, hasta que los empleados de la YPF se solidarizaron con ella y decidieron adoptarla.
Ante la llegada del frio, le pidieron a la esposa de uno de los empleados, que confecciona chalecos para perros, que haga uno para rubia. Ahora, la perra porta el uniforme como cualquier otro empleado y anda abrigada.
“A la perrita la tiraron ahí y los chicos le empezaron a cuidar, le compran alimento. Uno de los chicos, Agustín García, me preguntó cuánto le cobraba un tapador. Era algo muy simple. Yo decidí hacerle una pechera con el nombre de la YPF”, le contó Micaela al medio El Cuco Digital, quien el lunes por la noche donó la pechera.