Más estados y ciudades de Estados Unidos restablecieron la obligatoriedad del barbijo y la vacunación contra el coronavirus en medio de un fuerte rebrote causado por la variante Delta que disparó las hospitalizaciones a niveles que no se veían desde el año pasado.
La crisis se atribuye a la mayor contagiosidad de la variante Delta y a la renuncia a vacunarse, tanto que el país recién alcanzó ayer, un mes después de lo pretendido, la meta del Gobierno de aplicar al menos una dosis al 70% de la población adulta.
En el sur del país, el Gobierno de Louisiana, uno de los estados con menor tasa de vacunación, ordenó anoche que todas las personas, vacunadas o no, usen tapabocas en todos los lugares públicos cerrados, incluyendo escuelas y universidades.
El presidente Joe Biden se había fijado como meta vacunar con una dosis al 70% de la población para el 4 de julio pasado.
Ese porcentaje era el extremo inferior del rango de vacunación que según estimó en un principio el Gobierno iba a ser necesario alcanzar para lograr la inmunidad de rebaño en Estados Unidos.
Sin embargo, ahora ese nivel se considera insuficiente a tal fin ya que la variante Delta constituye más del 90% de los casos y es tan contagiosa que ha permitido un resurgimiento del virus con una fuerza inesperada.
Ayer no hubo celebraciones en la Casa Blanca tras anunciarse que se había alcanzado la meta, y tampoco se fijaron nuevos objetivos.
Luego de que la campaña arrancara a todo vapor con la llegada de Biden a la Casa Blanca, en enero, la tasa de vacunación se estancó desde abril, sobre todo en las regiones políticamente conservadoras del Sur y el Medio-Oeste, así como entre la población más joven, la de ingresos más bajos y las minorías raciales.
Estados Unidos aún no ha alcanzado la otra meta del Gobierno demócrata de vacunar plenamente a 165 millones de estadounidenses para el 4 de julio. Aún está a 8,5 millones de personas de lograrlo.
Los nuevos casos diarios se han multiplicado por seis el mes pasado, hasta un promedio de casi 80.000, un nivel no visto en el país desde mediados de febrero.
Las muertes diarias se incrementaron en las últimas dos semanas de un promedio de 259 a 360.
Todavía se está bien lejos de las 3.400 muertes y 250.000 casos diarios de la peor parte del brote, en enero, pero algunas zonas están teniendo cifras récord, y casi todas las muertes y casos graves corresponden ahora a personas no vacunadas.
El rebrote obligó a muchos estados y ciudades a dar marcha atrás con el levantamiento de algunas medidas, justo cuando parecía que el país se encaminaba a un verano casi normal.
Autoridades de salud de San Francisco y de otros seis condados de la Bahía de San Francisco, en California, anunciaron anoche que el barbijo vuelve a ser obligatorio en espacios públicos cerrados tanto para vacunados como para no vacunados, informó la cadena CNN.
En el estado de Nueva York, el gobernador Andrew Cuomo dijo ayer que los trabajadores de los aeropuertos de la ciudad de Nueva York tendrán que vacunarse o hacerse test cada semana.
Cuomo no llegó a ordenar ni el uso de máscaras ni la vacunación para el público en general, pero porque dijo que no tenía autoridad legal para hacerlo.
El estado de Nueva York dispuso la semana pasada la vacunación obligatoria a todos los trabajadores de la salud a partir de septiembre.
El alcalde de Denver, la mayor ciudad del estado de Colorado, anunció ayer que se requerirá la vacunación a los policías, bomberos y algunos empleados públicos, así como a los docentes de escuelas y a los trabajadores de geriátricos, hospitales y cárceles.
El estado de Minnesota dijo también ayer que se deberá usar tapabocas en los espacios cerrados de sus universidades. El estado de Nueva Jersey, por su parte, dijo que los empleados de geriátricos, hospitales psiquiátricos y otras instituciones estatales tendrán que vacunarse o testearse todas las semanas.
El gobernador de Carolina del Norte ordenó a todos los empleados del estado a usar tapabocas en lugares cerrados si no están plenamente vacunados.
McDonald’s, por su parte, anunció que todos sus empleados y clientes deberán volver a usar barbijo en muchos de sus locales en Estados Unidos sin importa si están vacunados o no.