Cristina Kirchner jura que no quiere ser la figura que defina la sanción de la ley de aborto legal en caso de que haya un empate entre el sector “verde” y el “celeste” en el Senado. Es que, como se sabe, como titular de la Cámara alta, solo está habilitada a votar en caso de empate.
Los senadores oficialistas que articulan el sector “verde” y buscan hacer cambiar sus votos a algunos de sus pares “celestes” de bancada empezaron a bajar un mismo discurso: “Cristina no quiere desempatar”. A ese argumento suman otro: “El Gobierno no puede perder”, en referencia a que el proyecto de aborto legal fue enviado al Congreso por Alberto Fernández.
Según publica hoy diario Clarín, en las últimas semanas algunos especularon con que Cristina buscaría tener un protagonismo central en la sesión en la que se trate la ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo y que buscaría que la votación quedase igualada para poder desempatar al estilo de Julio Cobos y el desenlace agónico de la resolución 125.
Según esa especulación, la ex presidenta buscaría quedar como abanderada de los “verdes”.
“Pero según hacen trascender en el Senado la posición de Cristina es otra. Fuentes pro y anti aborto de la bancada coincidieron en describir que puertas adentro de la Cámara alta la ex presidenta se muestra prescindente e imparcial”, de acuerdo a Clarín.
Y avanza: “Deja hacer y, aunque sea de forma pasiva, así permite que el tratamiento del proyecto avance. De haber querido empantanar hubiera podido demorar el arranque del tratamiento este lunes en comisión del proyecto o decidir que la comisión de cabecera para la discusión fuera Salud (la preside el “celeste” Mario Fiad) en vez de la Banca de la Mujer (la preside la “verde” Norma Durango)”.
La versión oficial de su prescindencia es que quiere evitar tensionar más la bancada oficialista del Frente de Todos. Se entiende: el bloque tiene 40 integrantes y hoy por hoy 22 son “verdes” y 18 “celestes”. Tras el tratamiento del proyecto en el recinto, Cristina deberá seguir liderando todo el espacio.
Entrarían otros elementos en la decisión de la ex presidenta. Uno, clave, es su especial relación con el Papa Francisco. El otro es político: en el tema aborto querría evitar quedar de un lado u otro, más allá de lo que piense íntimamente y de cómo votó hace dos años.