Según detalla un estudio presentado esta semana por Mariano Masiokas, quien fuera investigador del IANIGLA-Conicet, presentado en una audiencia pública ambiental, en los últimos 20 años los glaciares de la provincia perdieron una magnitud que equivale a cuatro veces el volumen de agua del dique Potrerillos.
El desvanecimiento del hielo es de tan descomunal que con el propósito de interpretarla los investigadores recurrieron a comparaciones para visualizar: el equivalente es toda el agua del río Tunuyán, el río Mendoza corriendo un año entero o al triple del volumen de los embalses sobre el río Atuel.
Masiokas pormenorizó respecto de la importancia que ostentan los glaciares, incluyendo su función como proveedores de agua en años donde la acumulación de nieve es escasa.
En tal sentido, señaló que durante los últimos 11 años, la nieve que se acumula en la Cordillera es de una masa menor que la media.
“Llevamos 11 años con acumulación por debajo de la media, no se ha dado nunca de que haya 11 años seguidos con acumulación por debajo de la media. El 68 fue un año muy seco y hubo otros años secos pero nunca un período tan largo de crisis hídrica” aseguró.
Según explica el portal Explicito Online, en los últimos años se llevaron a cabo mapeos de los glaciares de Argentina y Chile y de allí se desprendieron estudios que analizan los glaciares ubicados en los Andes centrales desde la cuenca del rio Jáchal al Colorado.
En los años comprendidos entre el 2000 y el 2018, los glaciares de la provincia perdieron un espesor de 4,5 metros, lo que equivale a un promedio de 25 centímetros por año.
“Si los suman por período es un montón de hielo las nacientes del río Plomo, del Tupungato, las nacientes del río Atuel y el rio Grande en Malargüe muestran un retroceso y pérdida de hielo en los últimos años, con consecuencias bastante serias. Cuando no hay nieve el glaciar sigue aportando agua, eso le da un valor estratégico muy importante” explicó el especialista.
Por último pormenorizó mencionando que la cantidad de hielo que se perdió desde el 2000 “es cuatro veces más que el agua de Potrerillos, equivale al 109% del caudal anual del río Mendoza, al 130% del río Tunuyán corriendo durante un año, la mitad del río diamante, y así para poner en contexto de la enorme cantidad de agua que se han perdido en las últimas dos décadas. Es más de tres veces la capacidad del Carrizal, tres veces la capacidad de los embalses del Atuel”.