Actualmente, adquirir un vehículo usado en Argentina cuesta lo mismo o más que comprar el tan anhelado cero kilómetro por el precio de lista.
Esta situación, que se viene dando últimamente, se debe, entre otras cosas, a la falta de stock.
Este presente, donde la demanda de vehículos nuevos supera por varios cuerpos la oferta en salones de venta, ha llevado a que los propietarios de automóviles usados suban irrisoriamente los precios de sus rodados para aprovechar la desesperación de quienes lo precisan urgentemente.
Según TN, quienes estén buscando precios de autos nuevos y usados encontrarán una gran cantidad de casos en los principales portales de compra y venta. Por ejemplo, un Chevrolet Cruze con precio de lista oficial $3.586.900 cuesta en el mercado de segunda mano hasta $5.000.000 (año 2020). Una Toyota Hilux tope de gama cuesta $8.635.000 según la lista oficial, pero por ejemplares con dos años de antigüedad piden hasta $8.800.000. Por una Renault Duster “full” 2020 piden hasta $3.950.000, cuando el Rombo dice que la nueva Duster 0 km cuesta un máximo de $3.726.100.
Resulta que los precios de lista que informan las automotrices para los 0 km son irreales. Como los concesionarios tienen muy pocos vehículos a su disposición, producto de las trabas a la importación que determinó el Gobierno de la Nación, y de la crisis mundial de los microchips, piden valores exorbitantes, muy por encima de los oficiales.
Esta situación no es nueva para el mercado automotor, ya se ha repetido en momentos que las agencias acumulan stock, y ofrecen bonificaciones muy convenientes. También se da cuando tienen pocos autos, ya que los venden al mejor postor.
Un vehículo 0 km puede valer hasta un 80 % más en el “mercado real” sobre el precio de lista para quien lo precisa ya. Por eso muchas personas están empezando a ver con buenos ojos la adquisición de un plan de ahorro.
En esta situación, la ventaja más importante de un plan de ahorro es que el auto se adquiere sí o sí por el precio de lista oficial. No existen los sobreprecios, ya que los concesionarios están obligados a respetar el valor oficial del modelo en cuestión.
La primera desventaja del plan de ahorro es que se trata de una herramienta muy sensible al precio. Al estar sumergidos en una economía muy inestable, sin certezas cambiarias y donde el valor de los vehículos se ajusta por encima de los ingresos de la mayoría de los ciudadanos, puede ser un método de riesgo.