Las leyendas urbanas empezaron a recrudecer allá lejos y hace tiempo a través de insoportables cadenas de mails; hay que aclarar que se trata de historias ficticias que muchos hacen circular como si fueran verídicas.
A ese respecto, hay que mencionar que esta misma semana reapareció repentinamente un viejo “hoax” que supo diseminarse en su momento por correo electrónico.
Refiere a un mensaje donde se pide ayuda para encontrar a un chico que supuestamente se encuentra perdido.
“Se busca desesperadamente al hijo de Ricardo Sánchez de tres años, desaparecido en Mendoza”, dice el texto de marras, al tiempo que pide que se ayude a “divulgar la foto” del niño “a través de Internet.”
Lo curioso del caso es que el cuerpo del mensaje no presenta ningún dato para poder contactar al padre del menor para el caso de que uno tenga la posibilidad de encontrarse con el mismo.
Lo único que se brinda es el dato de que el supuesto Sánchez —más adelante se aclarará por qué “supuesto”— sería un visitador médico del laboratorio Roemmers. A esos efectos, se publican los aparentes números de teléfono de esa firma y se pone como contacto a un tal Wilfredo Eslava, quien sería supervisor de Roemmers.
Lo sugestivo es que se trata de dos números falsos: el primero de ellos —(0261) 462-1616— corresponde a la firma Dominio Digital. El segundo —461-0061— no corresponde a ningún abonado en servicio.
Como puede verse, ninguno de los dos corresponde a Laboratorios Roemmers S.A., lo cual permite aventurar que el correo ad hoc es fraudulento. Si a eso se suma que no existe ningún Wilfredo Eslava en Roemmers de Argentina, el cuadro va cerrando claramente.
Como se dijo, el mismo mensaje circuló hace un tiempo pero mencionando al menor “desaparecido” y a su padre con otros nombres y apellidos.
¿Por qué entonces sigue el fraude avanzando? Esencialmente porque está comprobado que muchos lectores no suelen chequear la información que les llega de manera virtual, ya sea por correo electrónico, redes sociales o directamente a través de Internet.
La vacuna para terminar con esto, es bien sencilla: solo hay que tener espíritu escéptico. No significa esto que no debe creerse en nada, sino que debe dejarse en suspenso la valoración de un tema específico hasta que puedan obtenerse elementos de comprobación fáctica.
Si uno hiciera ese sencillo trabajo, se ahorraría la sociedad horas de vacías discusiones y preocupaciones sobre temas que en realidad no tienen sustento. También se evitaría la circulación de miles y miles de correos basura que terminan inundando las bandejas de entrada de nuestras casillas de mail y que suelen sacarnos de quicio.