La política es la política. Y la salud es la salud. Son cuestiones que deben ir por carriles separados. Cruzándose lo menos posible.
Porque, cuando una cuestión se cruza con la otra, hace estragos. Sencillamente porque las declaraciones empiezan a teñirse de un sesgo partidario. Que se fija más en los beneficios políticos que en la necesidad concreta de los ciudadanos.
Es lo que ocurre hoy en la Argentina, en el contexto de una situación casi desesperante, derivada de la pandemia del coronavirus. Con camas de terapia intensiva que están al borde del colapso y un sistema que no logra contener las reales necesidades de la sociedad.
Y allí, en medio de la incertidumbre colectiva aparecen referentes de la oposición —no todos, pero sí algunos de los más destacados— aprovechándose de la coyuntura. Casi asegurando que el Covid es un invento del kirchnerismo.
Invitando a no respetar ninguna regla, so pretexto del “cercenamiento de las libertades”. Como si fuera todo un chiste. Como si en Brasil no estuvieran cayendo como moscas aquellos que se contagian de coronavirus. Como si lo de la saturación de camas en la Argentina fuera un invento de algún trasnochado.
Ahora mismo, en dos departamentos de Mendoza, San Rafael y General Alvear, la situación es abrumadora. Y sus propios intendentes están pidiendo que se impongan fuertes restricciones a efectos de intentar contener el avance del virus maldito.
Ante tal panorama, desde las redes sociales la oposición solo han atinado a fustigar a los mandatarios a cargo de esos distritos. ¿Acaso se volvieron todos locos? ¿Qué canal están mirando todos?
Los contagios han llegado a un preocupante récord en la Argentina, al igual que las muertes. Y el sistema, como se dijo, está saturado por completo. ¿En qué idioma hay que decirlo?
Está claro que la estrategia de vacunación del gobierno ha sido un completo fracaso, nadie lo niega. Pero es hora de superar esa discusión, porque lo importante ahora es lo otro. Aquello de que están muriendo miles de personas todas las semanas. Sin solución de continuidad.
Es hora de aunarse, al menos en ese terreno. Se puede seguir discutiendo todo lo demás, desde ya. Desde la avanzada del kirchnerismo sobre la Justicia hasta los negocios de los amigos del poder. Ahí hay mucho por donde la oposición puede hurgar y seguir denunciando.
Pero la pandemia obliga a un gesto de grandeza y unión. Un gesto excepcional, porque es excepcional lo que ocurre hoy, no solo en la Argentina, sino en todo el mundo.
Y, como dijo alguna vez Phillips Brooks, “la grandeza de una persona se puede manifestar en los grandes momentos, pero se forma en los instantes cotidianos”.