A poco de haber sido designado como el papa León XIV, salió a la luz un fuerte vínculo que une a Robert Prevost con una reconocida iglesia de la Ciudad de Mendoza.
El sucesor de Francisco misionó durante décadas en sudamerica y tejió un fuerte vínculo con la parroquia San Agustín, ubicada en las calles Hipólito Yrigoyen y 9 de julio del barrio Bombal.
El párroco actual de dicha entidad religiosa, Julio Ríos, contó como se gestó su relación con el papa León XIV durante su noviciado de la Orden de San Agustín (OSA).
Ríos, en declaraciones vertidas a TN, destacó la sencillez y humildad de Robert Prevost. “Hemos tenido la suerte de poder compartir con él cuando era superior general de la Orden de San Agustín. Con un grupo de compañeros estábamos en la formación inicial, haciendo nuestra filosofía y estudiando teología, en preparación a recibir primero los votos religiosos y luego la ordenación sacerdotal”, recordó.
“Él nos visitaba regularmente y era una ocasión de mucha alegría para nosotros. Es así como lo viste, que ahora lo presenciamos por televisión. Es sencillísimo, humilde, un hombre muy bueno y fue muy cercano a nosotros”, agregó respecto de la personalidad de Prevost.
Ríos aseguro haberse sorprendido de la elección del nuevo referente de la Iglesia, y añadió: “Compartimos ratos de formación, de diálogo, de comidas. La verdad que no deja de sorprendernos verlo en esta situación, pero al mismo tiempo es una alegría”.
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“Es un hermano. Compartimos una comunidad, vivimos de dos a o tres, compartimos el trabajo en la parroquia o en el colegio donde nos toque”, continuó.
El párroco de Mendoza, además, resaltó el trabajo que Prevost tendrá de aquí en más como papa: “La Iglesia te puede encomendar servicios, él ahora está en un cargo de absoluto servicio. Ciervo de los ciervos de Dios”.
Y, como si fuera poco, se animó a intuir por donde irán las acciones del nuevo pontífice. “Lo lindo de esta vida religiosa agustiniana es que nosotros podemos estudiar en un lugar donde se da una educación buena, pero también sabes que todo conocimiento, todo lo que uno pueda adquirir, es para el servicio del pueblo de Dios”, explicó.
“Entonces si te mandan a un lugar de misión, sumamente pobre, como donde él estuvo casi 20 años. Un lugar donde no hay ni luz ni agua, sabes apreciar eso que te ha dado la Iglesia para que lo puedas poner al servicio”, dijo respecto de lo aprendido y vivido por ambos en la orden.