Existen hábitos culinarios que llevamos realizando toda la vida de forma prácticamente inconsciente o debido a mitos de hondo calado social. Uno de ellos es tirar inmediatamente el líquido de los yogures. Pero se trata de un error.
La próxima vez que levantes la tapa de tu taza de yogur y veas esa fina capa de líquido en la parte superior, no debes derramarla, sino mezclarlo bien con el resto de contenido antes de comenzar a comerlo a cucharadas. En realidad, este líquido es suero, una proteína líquida que permanece después de cuajar y colar la leche. Se considera una proteína completa ya que contiene los nueve aminoácidos esenciales.
Nos cuenta TicBeat que hay dos tipos diferentes de suero: el ácido y el dulce. El primero es la proteína que se extrae del yogur y de los quesos suaves y esponjosos como la ricota y el requesón, mientras que el segundo se trata del subproducto de la proteína que queda de la elaboración de quesos duros, como el cheddar o los quesos suizos.
Sus aplicaciones son múltiples. Pasteurizado y secado, el suero se destina a suplementos alimenticios para deportistas. en panadería y repostería, salsas, alimentación infantil o bebidas, también para proteínas en polvo.
Ese suero mejora el yogur por sus diversos beneficios nutricionales. Es bajo en grasas y colesterol, alto en calcio y fósforo y también constituye una excelente fuente de vitamina B. Tiene un contenido de lactosa muy bajo, contiene probióticos beneficiosos y participa en el sabor característico final del producto. Se recomienda para segmentos de población como niños y adolescentes, así como para las mujeres durante la menopausia con el fin de prevenir la osteoporosis