La muerte de Gerardo Rozín aún causa un profundo dolor entre amigos y seguidores del popular conductor y periodista. Este domingo en “La peña de Morfi” emitieron un programa especial dedicado a homenajear su vida, su trayectoria y su música, el cual incluyó además un video inédito que dejó el conductor para después de su partida.
Rozín, quien murió hace una semana producto de un tumor cerebral, convivía con este diagnóstico fatal desde hace varios meses. Sin embargo, había mantenido con total hermetismo la noticia, contándole solamente a un selecto grupo de amigos y cercanos.
Pero el momento más emotivo del programa fue una sorpresa que el propio Rozín había dejado preparada desde hace tiempo para el momento de su trágica partida. Junto a la banda folklórica Dos más uno grabaron en un estudio una versión de un tema que para el conductor tenía un profundo significado.
Se trata del tema “Me voy quedando”, del cantautor salteño Gustavo “Cuchi” Leguizamón. “Tenía doce o trece años y me escapaba a un teatro a verlo en vivo”, recordó Rozín en un mensaje previo.
Es por ello que pidió cantarla en vivo en su último programa de La Peña, en diciembre pasado, para expresar lo que le estaba pasando con su enfermedad, pero sin mencionar el tema porque no quería “ser noticia por eso”. Cuenta que tenía “un nudo en la garganta” en ese momento.
Luego de la introducción, comenzó a cantar. “Me voy quedando ciego, La luz titila en mis huesos. Sólo la noche derrama su esperanza en el silencio. Dorado, herido, por lunas que pasan cantando”, arranca el tema que eligió para despedirse.
A través de la música, compañera durante toda su vida, Rozín pudo despedirse del público que también lo quiso y hoy ya lo extraña.
La letra de Me voy quedando
Me voy quedando ciego
La luz titila en mis huesos,
Sólo la noche derrama
Su esperanza en el silencio,
Dorado, herido
Por lunas que pasan cantando.
Me voy quedando solo
Lejos del cielo y el tiempo,
Entre huellas desoladas
Sin mujeres y sin perros
Que huelen los rastros
Por donde transitan los sueños.
A veces no sé quien soy,
La lanza de mi silbido
Va alborotando recuerdos
Desenredando caminos,
Mientras mi risa
Cae en el abismo.
Me voy quedando huraño
Embalsamando destinos.
No me arrepiento de nada
El bien y el mal son olvidos,
Estuches del aire que guardan La pena y el grito.
Me voy quedando libre
Sin arribos ni regresos.
Está sobrando el alma
Para cantarle a los huesos,
Curiosos de rumbos
Que linden sabores eternos.