Un goteo constante de personas seguía llegando al enclave español norteafricano de Ceuta, en medio de una crisis migratoria sin precedentes en la zona que llevó a la Unión Europea (UE) a advertirle a Marruecos que “no se dejará intimidar”.
Desde el lunes, unos 8.000 migrantes lograron ingresar al enclave, con el telón de fondo de una disputa diplomática entre Rabat y Madrid por la asistencia médica prestada por España al líder independentista del Sahara Occidental, un territorio que Marruecos considera propio.
El Gobierno español prometió “restaurar el orden” en el pequeño enclave de 84.000 habitantes, con el despliegue de militares en las playas y la Guardia Civil hasta en el agua para impedir los pasos a nado.
España aumentó en las últimas horas la presión diplomática sobre Marruecos, un socio clave en el control del flujo migratorio.
España aumentó en las últimas horas la presión diplomática sobre Marruecos, un socio clave en el control del flujo migratorio
El martes el Gobierno español llamó a la embajadora marroquí en Madrid para expresarle su “disgusto” y su “rechazo a la entrada masiva de migrantes marroquíes en Ceuta”, confirmó una fuente oficial.
Además, la UE advirtió que “Europa no se dejará intimidar por nadie” ante la crisis migratoria.
“Hemos visto ya en los últimos meses algunas tentativas de países terceros (…) de instrumentalizar la migración y eso no lo podemos permitir”, subrayó el vicepresidente de la UE, Margaritis Schinas.
Ceuta “es también una frontera europea y por tanto la falta de control por parte de las autoridades marroquíes no es algo que represente una falta de respeto hacia España, sino también hacia el conjunto de la UE”, remarcó en el Congreso el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez.
Controlados por España durante siglos y reivindicados por Marruecos, los enclaves españoles de Ceuta y Melilla en el norte de Marruecos son las únicas fronteras terrestres de la UE con África y habituales puntos de paso de migración irregular.
La distancia entre suelo africano y europeo es de 200 metros a nado, pero algunos migrantes intentaban ir más lejos para eludir a los militares
Además de reforzar la seguridad en Ceuta, el gobierno español aceleró la devolución de los migrantes, y ya ha retornado a unos 4.800, según Sánchez.
Pese al dispositivo desplegado, muchas personas se seguían congregando del lado marroquí.
Temprano en la mañana, puñados de personas llegaban a nado a Ceuta mientras eran observados cuidadosamente por los soldados en la orilla, informó la agencia de noticias AFP.
Los que llegaban, eran inmediatamente interceptados por los soldados y escoltados hacia un puesto médico para recibir asistencia y acto seguido eran llevados hacia la valla fronteriza y devueltos a Marruecos.
La distancia entre suelo africano y europeo es de 200 metros a nado, pero algunos migrantes intentaban ir más lejos para eludir a los militares.
Un puñados de personas llegaban a nado a Ceuta mientras eran observados cuidadosamente por los soldados en la orilla
Desde el lunes, una multitud de hombres, mujeres con niños y jóvenes han acudido a la zona ante la relajación de los controles fronterizos.
Recién esta madrugada las fuerzas de seguridad marroquíes bloquearon a decenas de personas que se dirigían hacia la frontera con la intención de emigrar, quienes respondieron lanzando piedras.
Marruecos, que todavía no se había pronunciado, dio a entender que la crisis migratoria estaba relacionada con la hospitalización en España de Brahim Ghali, el líder del movimiento independentista saharaui Frente Polisario, respaldado por Argelia.
“Está claro que España ha privilegiado su relación con el Polisario y Argelia por encima de su relación con Marruecos”, señaló en Facebook el ministro de derechos humanos, Mustafá Ramid.
“España debe saber que el precio por desacreditar a Marruecos se paga caro. Debe revisar su política, sus relaciones”, continuó Mustafá Ramid. Albergar a Ghali es una cuestión estrictamente “humanitaria”, insistió España.
La ministra de Relaciones Exteriores española, Arancha González Laya, afirmó que Madrid no cambiará su postura respecto del Sahara Occidental, una excolonia española.
Según González Laya, el “territorio no autónomo” debe realizar un referendo de autodeterminación, una iniciativa que es rechazada por Marruecos, que propone un plan de autonomía bajo su soberanía.