Este miércoles, el Tribunal Oral Federal 4 condenó a 12 años de prisión al empresario Lázaro Báez por el delito de lavado de dinero a través de la financiera SGI, conocida como “La Rosadita”.
Ello trajo a la memoria de propios y ajenos aquellos lejanos días en los cuales Báez adquirió la empresa constructora Gotti, luego de la misteriosa muerte de su dueño, Vittorio ídem.
El deceso ocurrió el 6 de abril de 2004 en un sospechoso accidente acaecido en la ruta de Punta Arenas, Chile.
Oportunamente, el valijero arrepentido Leonardo Fariña dio a entender que se había tratado de un crimen.
Así se lo dijo con todas las letras a la periodista Lucía Salinas: “Te digo una sola frase. Averigua cómo se compró Gotti. Averigua qué le pasó al viejo Gotti y decime si no son capaces de limpiar”.
Ciertamente, hay dos cuestiones que mueven a la sospecha: primero, el hecho de que el empresario hubiera amenazado justo antes de morir con que revelaría detalles de corrupción en la obra pública de Santa Cruz; segundo, la insistencia de Báez por quedarse con su empresa familiar.
Como sea, los detalles de ese hecho aparecen en una nota reveladora publicada el 10 de abril de 2004 en revista Noticias. Es una trama que no se encuentra en internet:
Durante el primer fin de semana del mes todas fueron malas noticias para Néstor Kirchner. Tras el acto del 2 de abril en Tierra del Fuego, el Presidente decidió descansar en su provincia.
Confundido por la masiva manifestación frente al Congreso y la Casa Rosada para pedir por la seguridad, preocupado por el fin de la luna de miel con la sociedad y ansioso por encontrar respuestas a la crisis energética, el domingo 4 sumó una nueva desgracia. Su amigo Vittorio Gotti, dueño de Gotti Hermanos Construcciones, volcó de regreso de Punta Arenas, Chile, y salió despedido de su Jeep Cherokee, junto a su esposa y un acompañante cordobés. Los tres murieron.
Il Capo. Vittorio había nacido en Oltre il Colle, Bergamo, Italia, en 1932. Llegó en 1950 a la Argentina y veinte años después inauguraba su constructora en Río Gallegos. Pero fue con la llegada de Kirchner a la intendencia local en 1987, cuando el jefe del clan comenzó a ganar licitaciones con los ojos cerrados.
El periodista santacruceño Daniel Gatti asegura que más del setenta por ciento de la obra pública realizada por Kirchner durante su gestión -primero como intendente, luego como gobernador- fue realizada por Gotti. Pese a ello, a fines del 2003, la empresa tenía siete pedidos de quiebra por parte de proveedores enfurecidos. ¿Por qué no cobraban esos acreedores si Gotti trabajaba tan bien con el gobierno de Néstor Kirchner? Es que los certificados de obra estaban cedidos a Invernes S.A., una empresa uruguaya que cobra antes que nadie. La malicia popular bromea con que Invernes es la sigla de “Inversiones Néstor”. Un mal chiste, claro.
La relación de los Gotti con la ahora pareja presidencial no se agota allí. La casa que los Kirchner compraron a poco de asumir la presidencia -un chalet de tres plantas en Río Gallegos-, era de uno los hermanos del fallecido Vittorio.
Según dicen, los adquirentes pagaron 130.000 dólares por la casona de 25 de Mayo y Maipú. Las aspiraciones de Gotti con Kirchner presidente ya se estaban cumpliendo.
Seguía ganando obra pública y estaba tranquilo. Julio De Vido, el superministro de Planificación, es el mismo que hablaba con él cuando cumplía funciones similares en Santa Cruz.
¿Don Vittorio aportó dinero para la campaña de Kirchner presidente? Eso no figura en la declaración jurada del Frente para la Victoria, como tampoco figuran los sesenta mil pesos que habría aportado -según dice su viuda- el empresario pesquero Raúl Espinosa, asesinado en plena campaña electoral en el 2003.
La muerte de don Vittorio también fue violenta. Venía de comprar chucherías en la zona franca de Punta Arenas. Los objetos quedaron desparramados en un radio de cien metros. Al parecer, el exceso de velocidad le impidió tomar una curva y el jeep empezó a dar tumbos. A primera vista, un accidente.
Don Vittorio, el amigo de Kirchner, fue un hombre polémico. Por las dudas, el fiscal chileno ordenó que se hicieran las autopsias a los tres cadáveres. No vaya a ser cosa que “parezca un accidente”.
Más claro, echarle agua.
Lázaro Báez fue condenado a 12 años de prisión por lavar dinero (en parte, en Mendoza)