Desde la organización del encuentro aseguraron que “tras cuatro años de un intenso debate se ha alcanzado un acuerdo histórico sobre una solución basada en dos pilares para afrontar los retos fiscales emergidos con la digitalización y la globalización de la economía”.
“Muchos países en el panel de apertura del G20 han expresado su apoyo a la iniciativa de la presidencia italiana destinada a establecer un Grupo de Trabajo global para la Salud y las Finanzas”, que en primer lugar favorece una colaboración más estrecha entre estos dos mundos, indicaron los mismos informantes.
El acuerdo se basa en dos puntos fundamentales: el primero prevé que las empresas con ingresos superiores a los 20.000 millones de euros también puedan tributar en los países donde se produce el consumo.
El segundo establece que los países que albergan sedes multinacionales pueden imponer un impuesto mínimo de al menos el 15% en cada uno de los países en los que operan.
El nuevo impuesto quedará formalizado en la declaración final y cada pais lo aplicará por su cuenta.