La asunción del nuevo presidente de Estados Unidos, el demócrata Joe Biden, estará marcada hoy por la pandemia de coronavirus y la tensión política que vive el país, con una ceremonia con pocos invitados y sin público en una ciudad fortificada desde hace días por las fuerzas de seguridad.
Aunque el equipo de transición de Biden preveía ya un evento limitado por la Covid-19, que hoy superó los 400.000 muertos en Estados Unidos, las recientes amenazas de grupos de extrema derecha, envalentonados tras el asalto al Capitolio del pasado 6 de enero, terminaron por blindar la cita.
La toma de posesión de Biden y su vicepresidenta, Kamala Harris, será particular: sin desfile, sin multitudes, sin baile y con actos virtuales y televisados para compensar la ausencia de público.
Unos 25.000 miembros de la Guardia Nacional han sido desplegados para garantizar la seguridad durante su asunción, más del doble de los solicitados en ceremonias pasadas.
Biden tenía previsto llegar en tren a la capital desde su ciudad de residencia en Delaware, tal como hizo a diario cuando era senador, pero tuvo que descartar esa opción por las advertencias de seguridad de las agencias federales.
En un breve discurso antes de partir, el mandatario electo se despidió de su estado con lágrimas en los ojos: “Me siento verdaderamente honrado de ser su próximo presidente y siempre seré un hijo orgulloso de Delaware”.
Biden pasó la noche en la Casa Blair, la residencia oficial para los invitados del presidente de Estados Unidos, uno de los pocos gestos a los que accedió el mandatario saliente, Donald Trump, quien no tiene previsto invitar a su sucesor a tomar el té a la Casa Blanca, como se acostumbra, ni tampoco asistirá a la ceremonia de investidura.
En cambio, el vicepresidente saliente, Mike Pence, quien se distanció de Trump por el asalto al Capitolio, publicó en su agenda oficial que mañana a las 11:00 asistirá junto con su esposa a la ceremonia inaugural de la asunción de Biden.
El futuro presidente, un católico practicante que ganó las elecciones con la promesa de “reconciliar” al país, empezará su jornada con una misa en la catedral de San Mateo, a la que también invitó a los líderes del Congreso, tanto demócratas como republicanos.
Poco antes del mediodía, comenzará la ceremonia de investidura en las escalinatas del Capitolio, una tradición a la que Biden se quiso aferrar, pese a que su equipo barajó hacerlo en el interior del Congreso.
No obstante, este año los estadounidenses no podrán seguir en directo la asunción desde la gran explanada del National Mall, que une el monumento a Lincoln con el Capitolio, ya que ha sido cerrada al público ante la escalada de amenazas.
En consecuencia, los organizadores instalaron casi 200.000 banderas de los estados en representación de quienes no podrán presenciar el acto.
También el número de invitados a la jura será limitado: además de los congresistas y los miembros del Gobierno, estarán presentes los expresidentes Barack Obama, George W. Bush y Bill Clinton, acompañados de sus esposas, y el vicepresidente saliente Mike Pence.
Biden tomará su juramento con una biblia que ha estado en poder de su familia desde finales del siglo XIX y Leo O’Donovan, un sacerdote jesuita conocido del mandatario, estará a cargo de la oración inaugural.
En tanto, los honores a la bandera corresponderán a Andrea Hall, una jefa de bomberos de la ciudad de South Fulton (Georgia), y la popular cantante Lady Gaga entonará el himno nacional.
Tras su interpretación, la poeta Amanda Gorman, una joven autora afroestadounidense cuya obra abarca el feminismo y la discriminación racial, leerá un poema dirigido a abrir “un nuevo capítulo de dignidad, integridad, esperanza y unidad en Estados Unidos”, señalaron medios locales.
La cantante Jennifer López y la estrella del country Garth Brooks se ocuparán de las actuaciones musicales.
Al concluir la ceremonia, Biden hará la habitual inspección de tropas como nuevo comandante en jefe del país, pero la tradicional procesión hasta la Casa Blanca será reemplazada por un “desfile virtual” en el que participarán personas de todo el país, según precisaron los organizadores.
Tampoco se celebrará este año el baile inaugural, ya que el centro de convenciones donde solía hacerse ha sido reconvertido en un hospital de campaña para atender el brote de Covid-19.
Al igual que el desfile, el baile fue reemplazado por un evento virtual: un especial televisivo de 90 minutos que será presentado por el actor Tom Hanks, donde participarán numerosas celebridades y habrá actuaciones musicales de Justin Timberlake, Bruce Springsteen, Bon Jovi y Demi Lovato, entre otros artistas.
El programa será transmitido por las grandes cadenas de televisión del país y en las redes sociales como YouTube, Facebook, Twitter y Twitch, indicó el equipo de transición de Biden.