A nivel mundial, Argentina ocupa un lugar de privilegio en cuanto al consumo per cápita, también como productor de uva y de vino. Y está en el decimo puesto en exportaciones de vinos, con un potencial enorme pero “con un gran desafíos pendiente que es bajar los aranceles para negociar con mercados internacionales”, según explicó a diario Ámbito Financiero Eduardo Sancho, presidente de Fecovita.
Eduardo Sancho: Es muy complejo. Es imprescindible bajar los aranceles para negociar con el mundo. Pero también hay otros factores a tener en cuenta a la hora de pensar en exportaciones, como la recuperación del precio, el tipo de cambio y las recientes retenciones que le impusieron al vino. Todo eso nos hace perder competitividad.
P.: ¿Están dialogando con el Gobierno para resolver el tema de los aranceles?
E.S.: Venimos hablando con los diferentes gobiernos, pero no se avanza, lamentablemente.
P.: ¿Cuáles son los mercados internacionales en los que más cuesta penetrar?
E.S.: Europa fundamentalmente. Otro mercado interesante es México. Allí tenemos aranceles altos pero además no existe ningún tipo de negociación. Es un país que valoriza mucho el vino argentino. Otro destino que interesa es Inglaterra; al salirse de la Unión Europea abre la posibilidad de una negociación directa. Hay que aprovecharlo.
P.: ¿Cómo fue la última cosecha?
E.S.: Ha sido más alta que la del año pasado. Sin embargo, dentro del promedio de los últimos años la podemos considerar baja. Estamos expectantes de lo que suceda con el consumo. Si se mantiene el mercado interno y ayudan las exportaciones va a ser un buen año. El 2020 fue positivo porque pudimos exportar bastante bien a granel, pero a los productores no les fue tan bien, porque los precios eran muy bajos y muchos no llegaban a cubrir el costo de producción. Este año hubo una recuperación importante en el precio y eso coloca a los productores en una situación más equilibrada.
P.: ¿Qué rol va a jugar esta recuperación de precios en los mercados interno y externo?
E.S.: Es una incógnita. Los primeros meses del 2021 hubo una baja del consumo.
P.: ¿A qué se debió?
E.S.: Creo que se han juntado dos factores clave: por un lado la recuperación del precio, que fue importante. Por otro lado, el congelamiento del salario.
P.: ¿La inflación no juega?
E.S.: Sí, juega un papel importante, porque a mayor inflación, los márgenes de la cadena de comercialización crecen. Hoy la brecha que hay entre que el vino entra a la botella y llega al consumidor final es enorme. Esto desfavorece el consumo. Pero no es un problema de la vitivinicultura sino de todas las industrias en la Argentina.
P.: A diferencia de otras industrias, la pandemia influyó positivamente en el consumo del vino ¿Qué ven para este año?
E.S.: Influyó sí, sobre todo durante la cuarentena. Por eso creemos que en proporción, este año vamos a cerrar con menos litros colocados, pero vamos a superar el 2019, que fue malo.
P.: Usted participó activamente en el armado del nuevo Plan Vitivinícola 2030 (PEVI). ¿Está conforme con la gestión de la Coviar?
E.S.: Sí. La Coviar cambió la historia de la vitivinicultura. Antes no teníamos una voz representativa y era difícil llegar a las autoridades nacionales. Hoy es posible. Tal es así que tenemos relaciones directas con los presidentes y los distintos gobiernos provinciales. Hay que retroalimentar el consenso y estar abiertos. Siempre hay cosas para mejorar, pero este es el camino.
P.: ¿Cuál es el presente de Fecovita?
E.S.: Estamos en un buen momento. Hemos crecido. En 2020 fuimos el primer exportador de vinos argentinos a granel, segundo exportador de mosto y sexto exportador de vinos fraccionados. En el mercado interno somos los primeros en volumen, y esto nos posiciona en un buen lugar a la hora de colocar los vinos de nuestros productores.
P.: ¿Cuáles son los principales desafíos de Fecovita?
E.S.: Apoyar al productor. No solamente darle mayor precio en el vino, sino bajarle sus costos. Otro desafío central es lograr financiación a largo plazo. Existe la posibilidad de financiamiento a corto plazo, a través del Banco Nación o del Fondo a la Transformación de la Provincia. Pero cuando hablamos de un financiamiento mayor a cinco años, estamos en problemas.
P.: ¿Están hablando con los bancos?
E.S.: Estamos viendo cómo solucionamos eso, ya sea por dentro o por fuera del sistema bancario. Hay productores que necesitan invertir urgente. Por ejemplo, algunos tienen viñedos viejos, de 80 o 90 años, y la productividad en esos casos generalmente es baja. Necesitan invertir en nuevos viñedos, replantar nuevamente. Y esto se puede hacer sólo con financiación a largo plazo, mayor a 7 años. Es un proceso lento, pero poco a poco vamos avanzando.
P.: Hoy se hacen vinos en casi todo el país, en provincias que no tienen tradición vitivinícola. ¿Es posible hacer buenos vinos en cualquier zona?
E.S.: La cepa es versátil, se da en todos lados. Esto no quiere decir que en todas partes se puedan hacer vinos de calidad. Hay regiones que son mucho más favorecidas, como toda la zona que abraza la Cordillera de los Andes, de norte a sur. Cuando uno se va a la zona más pampeana comienzan los problemas; hay más humedad, los suelos son más arcillosos, etc…
P.: ¿Una tendencia en vinos?
E.S.: Seguir apostando a la identificación y personalización de la vitivinicultura. El consumidor busca cada vez más la diferenciación, se identifica con el vino que toma. Hoy la gente está más atenta, se interesa más por conocer el producto, quién está detrás, de qué zona viene. Dentro de una misma región, por ejemplo en Mendoza, no es lo mismo un vino de Valle de Uco que uno del norte. No es lo mismo un vino de una misma zona y de la misma cepa, pero elaborado por distintos enólogos. Eso tiene un valor agregado y también le da protagonismo al pequeño y mediano productor.