
El sector vitivinícola argentino enfrenta un complejo panorama por un conjunto de razones en el que se mezclan las dificultades de la macroeconomía, con inestabilidad financiera y cambiaria, y las tendencias del mercado global, con una caída del consumo global y menores posibilidades de exportación. Las exigencias para los productores argentinos se resumen en una frase: para ser competitivo y rentable, hoy es necesario vender menos cantidad a un precio mayor.
A la vez, hay que innovar en forma constante para poder ganarse un lugar en una góndola global que cada vez ofrece más opciones.
Esas fueron las conclusiones de un extenso informe del consultor Javier Merino, presentado días atrás durante el 6° Foro de Inversiones y Negocios del Consejo Empresario Mendocino ante un nutrido auditorio de representantes del sector.
En agosto se exportaron 17,3 millones de litros entre vino fraccionado y a granel. La facturación cayó 7,9%.
El escenario actual para los bodegueros, destacó Merino, trae exigencias de toda clase. “Hay un océano de marcas, es imprescindible diferenciarse para ser competitivo. El mercado mundial se enfocó en producir un menor volumen a un precio más alto. La tecnología y la diversificación de los canales de distribución impulsan ese proceso”, concluyó.
fuente: Jornada Online



