“¿Querés volar? Tomate una Súperman”. Quien escucha la frase es Mariano, un adolescente a quien le han ofrecido una pequeña pastilla ya que, junto a sus amigos, decidió hacer una continuidad de su salida de fin de semana en los célebres “after”. “¿De qué manera resistir, si no es tomando algo que ayude a quitar el sueño?”, piensa para sus adentros, justo antes de ingerir el fármaco de marras.
Pronto, el joven se siente como nuevo, como si hubiera descansado un día completo. Lo que desconoce, acaso, son los efectos secundarios, los daños que producirán a su organismo la ingesta de la diminuta pastilla que ostenta el logo del superhéroe de acero en ambas caras.
Se trata de una de las tantas drogas de diseño que circulan en los últimos tiempos en el circuito de diversión nocturna adolescente. Un nuevo tipo de estupefaciente que cobró relevancia luego de la detención en 2018 de un grupo de RRPP mendocinos que traficaban ese tipo de sustancia.
En algunos casos, se trata de narcóticos con una acción farmacológica “mixta”, que combinan situaciones “estimulantes” con alteraciones de las percepciones.
La ciencia ha demostrado que los efectos de este tipo de drogas comienzan a los 30 minutos y duran entre dos y cuatro horas. El efecto que producen tiene que ver con el aumento de la frecuencia cardíaca y de la tensión. También ansiedad, sensación de vértigo y náuseas.
Luego aparecen los efectos placenteros, aquellos que buscan los que consumen esas pastillas: sensación de energía, empatía, deseo, y distorsiones perceptivas.
Sin embargo, la contracara es la posibilidad de una intoxicación aguda con taquicardia, hipertensión, palpitaciones, hipertemia, hipertonía muscular, coagulación intravascular diseminada, insuficiencia renal y hasta una muerte súbita.
“Esta es la tendencia actual, la que hay a nivel mundial, el desarrollo activo de sustancias psicoactivas que se van adaptando al gusto del consumidor, por eso se llaman de diseño”, advierte a este cronista Sergio Saracco, exdirector del Observatorio de Salud Pública y Problemáticas de Consumo de Mendoza.
El especialista arroja un dato clave, brutal: “La edad más vulnerable para ingresar al consumo a las drogas es la adolescencia”.
A la hora de encarar la problemática, Saracco ha decidido dividir la cuestión en tres tópicos: “Por un lado, el aspecto jurídico-legal, en lo que hace a la penalización y la persecución. Luego, el aspecto médico, que es comprender los efectos secundarios de estas sustancias, que mejoran el estado anímico, actúan generando placer inmediato y gratificación y luego tienen efecto sobre otras sustancias, como la adrenalina. El tercer punto es el negocio, el marketing, que tiene todas las leyes del negocio: nos hablan de los beneficios que aporta pero poco y nada de los efectos secundarios. Son drogas altamente nocivas para la salud”.
-Al contrario, aseguran que hay “drogas blandas”, como la marihuana…
-Justamente, se trata de una droga que puede disparar fenómenos psicóticos.
-¿Cómo es que las drogas de diseño han penetrado con tanta facilidad en la vida de los jóvenes?
-Tiene que ver con el mundo que vivimos, con el contexto. Estamos en momentos en los que es “normal” tomar pastillas para cualquier cosa, te lo dicen las propagandas. Hay un hábito social desarrollado. De pequeño a nosotros nos decían “no recibas nada de un extraño, no te pongas nada en la boca”. Es algo que veo yo mismo en las consultas toxicológicas. Tenés nenes de 3 o cuatro años que toman 7 pastillas de un pastillero. Porque es lo que ven, que el hábito es tomar pastillas para todo.
-¿Qué tipo de drogas de diseño hay hoy en el mercado?
-Tenés estimulantes, anfetaminas, o derivados anfetamínicos, la Superman. Podés enmarcarlas en “depresoras”, como el GHB o gamma hidroxibutirato. Luego aparecen las “perturbadoras” del Sistema Nervioso Central o alucinógenas, como el LSD, algunos anticolinérgicos, la ketamina, el Popper. También aparecen las NPS, las nuevas drogas de diseño psicoactivas. Dentro de esta tenemos la “Spice Gold”.
-¿Spice Gold?
-Es la droga que produce el “efecto zombi”, de autolesionarse o lastimar a terceros, en forma inexplicable. Hay muchos videos en internet que podés ver.
-¿Hay estadísticas respecto del consumo de drogas de diseño y, si se quiere, de drogas en general?
-Hay datos representativos de todas las provincias que surgen de un estudio que hizo la SEDRONAR en 2017. De allí surge el aumento significativo que ha habido en el consumo de alcohol entre los 12 y 17 años. En el mismo estudio un 1,3% de los encuestados aseguran que han probado éxtasis.
-No parece un número elevado…
-Si comparás el dato con el número que daba en 2010, cuando el 0,6 % dijo haber consumido éxtasis, tenés un crecimiento de más del doble.
-¿Aparecen otras drogas en el mismo estudio?
-Sí, por ejemplo el 18% asegura que ha probado cocaína. Y la edad de inicio de consumo es antes de los 20 años.
-¿Cómo se debe encarar la problemática, porque está claro que el combate frontal no alcanza?
-Desde el Observatorio tenemos claro que tenemos que trabajar en lo que es la reducción del riesgo. Trabajar sobre la percepción de que la sustancia es mala. Hoy en día no hay voces que alerten sobre los efectos secundarios. Por ejemplo sobre la marihuana, que puede disparar fenómenos psicóticos en la edad adulta.
-¿Qué dice a ese respecto la encuesta de la SEDRONAR?
-Dice que solo el 26% de estudiantes universitarios aseguran tener mucha información sobre sustancias psicoactivas.
-¿Cómo afectan las drogas al cerebro?
-Afectan la maduración del cerebro, sobre todo la parte “pre frontal”, esa parte que nos diferencia del reino animal. Es una zona que se desarrolla hasta los 25 años. El impacto que hay sobre esta parte del cerebro va a afectar toda esta parte de comportamientos.
-¿Y qué pasa con el alcohol?
-Es el otro fenómeno sobre el que hay que trabajar. Muchos se enfocan en las drogas y no ven que también es dañino. Está probado que los jóvenes no deben consumir alcohol porque afecta el neurodesarrollo.
-Es un fenómeno que, más que en el after, se ve en la “previa”.
-Exacto, y ahí aparecen los padres que les dicen a sus hijos que hagan las previas en su casa, algo desastroso. Se creen que les hacen un bien y provocan todo lo contrario.
-Otra vez, el tema es enfocarse en el consumo…
-El tema es que el consumo pasó a ser un fin en sí mismo y la sustancia una mera mercancía. Tenemos que actuar sobre aquellas situaciones que operan sobre la automedicación. Que el verdadero éxtasis sea el logro deportivo, el logro familiar. Donde se logra liberar dopamina, serotonina, como lo hacen las drogas, pero de manera natural.
Indetectables
A diferencias de las drogas “clásicas” y conocidas, las sintéticas son más complicadas de detectar por parte de las fuerzas de seguridad.
Así lo explica Saracco: “Son mucho más difícil pesquisarlas, la cocaína siempre huele igual, pero estas drogas no. Por eso a los perros les cuesta encontrarlas. Incluso, a veces tienen químicos que aún no están incluidos dentro de los listados de sustancias prohibidas, por lo cual ni siquiera es punible quien las porta”.
Algo similar advierte Claudio Izaguirre, titular de la Asociación Antidrogas de la República Argentina, quien, consultado por este conista, sostuvo: “Lentamente las drogas de diseño van capturando mayor cantidad de consumidores. Este tipo de sustancias no necesitan cruzar fronteras ya que su fabricación se hace dentro del territorio. Solo se necesita la receta y alguien experimentado en cuestiones químicas, una cocina o baño pequeño y un distribuidor“.
El mismo especialista puntualiza: “La forma que han encontrado para presentarlas son las fiestas electrónicas. Los municipios reciben con los brazos abiertos ya que se quedan con la entrada, lo que pasa dentro es silenciado hasta que algunos de los concurrentes visita la guardia del hospital o la morgue.”
Finalmente, Izaguirre traza un panorama oscuro a futuro: “Las drogas de diseño prometen reinar durante la próxima década y desplazar a las drogas ilegales tradicionales”.