Demanda por $40 millones, retractación y peritaje: las exigencia del juez que va por Alberto Fernández

Leopoldo Bruglia, integrante de la Cámara Federal porteña, consideró que el jefe de Estado dañó su honor y dignidad.

El magistrado Leopoldo Bruglia presentó una demanda millonaria contra Alberto Fernández, que según su parecer, le dañó su dignidad, honor y le afectó su imagen pública.

Esta situación se remonta a una situación ocurrida tiempo atrás, cuando el jefe de Estado cargó contra el juez y dijo que ocupa un cargo en la Cámara Federal en contra de la Constitución.

De acuerdo a la información que salió a la luz recientemente, el camarista no solamente reclamó un resarcimiento económico y la retractación pública, sino que le pidió a la Justicia que confirme si el presidente es profesor de Derecho en la Universidad de Buenos Aires, por lo que busca que se lleve a cabo un peritaje que determine los “criterios de realidad” del mandatario.

Leopoldo Bruglia

“No estamos ante un hecho de simple ofensa. Estamos hablando de un Presidente de la Nación, descalificando falazmente a un juez de la Nación, utilizando un medio de comunicación masivo y con enorme repercusión social. Es evidente que no se lo puedo permitir”, dijo en la demanda. A criterio de Bruglia, Fernández sólo buscó descalificar un fallo que no era de su agrado generando “una estigmatizante, denigrante y humillante imputación” con “absoluta deslealtad” a la verdad.

Y siguió: “No se ha privado el doctor Fernández, especialista en derecho penal en la UBA, de no dejar duda alguna en cuanto a lo que se refiere a mi persona. Prueba de ello es que me mencionó con nombre y apellido, como integrante del Poder Judicial, en mi carácter de juez federal, publicando una seguidilla irreflenable de tweets, al instante mismo de tomar estado público el fallo de Revolución Federal”. Ante esto, Bruglia advirtió: ”Fallé legalmente corresponde y con los debidos fundamentos respetando el profesionalismo que me esfuerzo en practicar en los ya 30 años que llevo de trayectoria en el cargo de juez de Cámara”.

Según Infobae, Alberto Fernández y Leopoldo Bruglia se conocen de hace años, inclusive el camarista fue muy cercano al grupo de amigas de la hermana del actual mandatario.

Como ocurre en cada demanda por daños, el afectado debe solicitar una cifra. Bruglia reclamó 40 millones de pesos y la retractación pública “por el mismo medio y cuenta personal” del presidente y por los principales medios nacionales en papel y digital.

“No es sustancial para mí la solución patrimonial. No llega a restaurar lo dañado. Pero es muy importante intentar reponer algo de lo que en muchas ocasiones hemos perdido en el correcto ejercicio de la jurisdicción, en colisión con intereses políticos (…). Es una cuestión de límites, de excesos y de impunidad”, afirma el escrito que lleva la firma de los abogados patrocinado Estela Eva Pastorini y Juan Manuel Blanco.

La demanda viene de la mano con la publicación que Alberto Fernández hizo el 2 de noviembre pasado, a las 16:42, por medio de su cuenta de Twitter, después del fallo de la Sala I de la Cámara Federal porteña en donde se resolvió dejar en libertad a los cuatro integrantes de la agrupación “Revolución Federal”, señalados por la vicepresidenta Cristina Kirchner desde su intento de homicidio ocurrido el 1 de septiembre. Para criticar el fallo, el jefe de Estado dijo que dos de los integrantes de ese tribunal “ocupan sus asientos de forma contraria a la Constitución”.

De inmediato, Bruglia denunció públicamente la “gravedad institucional” de esas manifestaciones, sostuvo que no es ilegítimo, habló de una injerencia sobre el Poder Judicial y sostuvo que los dichos de Fernández son “ofensivos”, “falaces” e “inaceptables. Y anunció una demanda por daños y perjuicios y su renuncia a la Asociación de Magistrados y Funcionarios de la Justicia Nacional por no haber salido rápidamente a repudiar esas expresiones. En su demanda, el magistrado volvió sobre esa entidad. Es más, expresó que esta presentación formal es una búsqueda de reparación individual ante la falta de un gesto colectivo de sus pares.

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