La ley de cupo laboral para personas travestis, transexuales y transgénero se sancionó definitivamente con 55 votos a favor, 1 en contra y 6 abstenciones, entre ellas la del senador nacional Julio Cobos. En Diputados se había dado media sanción dos semanas atrás.
Tras esta noticia, Radio News habló con Consuelo Herrera, titular del INADI en Mendoza.
“Es un paso gigante. Habla del trasfondo que hay, de una necesidad estructural en nuestro colectivo. Porque el cupo laboral no es una cuestión que surgió de la nada”, explicó la activista travesti-trans de 29 años, y recordó que se trata de una serie de reivindicaciones que fueron dando lugar a la visibilización de una problemática que atraviesa la vida de las personas trans y travestis: la falta de acceso a un empleo formal. “Toda esta vida que nos ha arrojado a las travas a la prostitución, lo que hemos hecho ha sido tratar de organizarnos. La primera necesidad era tener una identidad propia, que por lo menos en el registro civil, en el documento nuestro nombre se viera reflejado”, compartió.
“Todas las reivindicaciones a través de marcos legales hablan de una necesidad histórica y de un país que se pone la camiseta a la hora de reivindicar los derechos humanos”, así celebró la sanción. Y al referirse a los discursos que se mostraban en oposición expresó; “escuché un montón de comentarios donde cuestionaban porqué a las travas les dan trabajo y no hay inclusión de personas con discapacidad. Y la respuesta es que ya hay cupo laboral por discapacidad, que no se cumpla ya es otra cosa”, replicó.
Consuelo Herrera hizo un breve repaso sobre cómo la visibilización de una problemática estructural ganó lugar en los ámbitos de decisión a fuerza de la organización colectiva, resistiendo aún cuando la violencia seguía creciendo y se llevaba a una de las figuras que ayudó a llevar la lucha mucho más allá de los límites que les imponía la sociedad.
En Radio News, Herrera explicó que la problemática del cupo laboral trans se empezó a visibilizar en el medio de toda una revuelta por las aprobaciones de marcos legales como la ley de matrimonio igualitario y la ley de identidad de género. A partir de 2013 la problemática ya estaba instalada en el escenario político y social. “La pionera fue Diana Sacayán que empezó a salir por todos lados con sus carteles. En el 2015, la asesinaron y esto tomó mucha más relevancia porque se habla de un travesticidio social, de la ausencia del estado, de la acción u omisión de los organismos que dejan librada a la suerte nuestras trayectorias de vida. ¿Qué hace el estado para resolver tantos años de humillación y de violación de derechos humanos?”, analizó.
Herrera resaltó que “empezar a trabajar en el escenario político que también era una necesidad para nosotras y poder ser parte de esta sociedad en sus diversas esferas, en lo político, lo coyuntural, lo social. Las travas históricamente hemos sufrido violencia estructural, y nos ponemos en plan de víctimas, porque hemos sido prácticamente condicionadas por las decisiones y las políticas públicas de estados ausentes”, aseveró.
La nueva ley estipula que el Estado nacional deberá garantizar un mínimo del 1 por ciento de su planta laboral para personas travestis, transexuales y transgénero, mientras que propone incentivos económicos para contrataciones en el sector privado. En relación a los efectos que pueda generar en el mediano plazo la existencia y cumplimiento, Consuelo Herrera respondió con una frase haciendo alusión a otras de las referentes fundantes del logro. “Lohana (Berkins) siempre decía que cuando una trava ingresa a la universidad le cambia la vida a mucha gente y la universidad le cambia la vida a esa trava. Lo mismo va a pasar con esto. Cuando las travas empecemos a ocupar espacios en la función pública nacional, o como empleadas públicas, cuando empiecen a vernos trabajar, van a poder ver nuestra potencialidad, La idea es que el sector privado pueda tener la iniciativa de contratar a las compañeras travestis y trans y de esa manera acabar con la brecha de desigualdad social y la heteronorma que plantea este sistema patriarcal”, analizó.
“En un futuro no muy lejano, las empresas privadas, tiendas de ropa, locales gastronómicos deberían adoptar el cupo como una nueva práctica de inclusión”, finalizó.