Con la intención de aminorar la transmisibilidad del virus y poder controlarlo, suelen hacerse cálculos de cuántas personas deben estar vacunadas.
La denominada inmunidad colectiva o de rebaño, se logra cuando ya recibió la dosis correspondiente una gran proporción de la población objetivo. De todos modos, varía según la según la enfermedad. En el caso del coronavirus, la población que debe estar cubierta ronda entre el 65 y el 70 %.
“El término efecto rebaño hace una homologación con el rebaño de ovejas, que protegen a las más débiles en el interior del mismo del ataque del lobo”, explicó a Unidiversidad, el médico Sergio Saracco, especialista en Toxicología y director del Observatorio de Salud Pública y Problemáticas de Consumo de la UNCUYO.
La famosa inmunidad de rebaño en el caso del Covid-19 empezó a mencionarse con el desarrollo de las vacunas por los distintos laboratorios. En el sarampión, para lograr la inmunidad de rebaño se necesitó vacunar al 95 % de la población objetivo. Para la polio, se requirió una cobertura de alrededor del 80 %.
Población objetivo
Argentina, al igual que otros países del mundo, lleva a cabo una estrategia de vacunación escalonada y en etapas, en la que se van sumando diferentes grupos a lo que se conoce como población objetivo a vacunar. Esto está sujeto al suministro de vacunas y priorizando las condiciones definidas de riesgo.
En base a los riesgos que determina el lugar de trabajo, se definió que el personal de salud, de las FFAA, de seguridad, de los servicios penitenciarios, y docente y no docente está dentro de esta población. Por otra parte, por riesgo de enfermedad grave, adultos mayores y personas en grupos de riesgo de todas las edades también la integran.
Debido a la polémica distribución de las vacunas entre diferentes países, al momento de avanzar con la inmunidad colectiva se usan parámetros nacionales. “Nosotros hacemos siempre el análisis de las coberturas a nivel nacional -indicó Iris Aguilar, médica y jefa del Departamento de Inmunizaciones del Ministerio de Salud-. Obviamente, pretendemos lograr la inmunidad de rebaño a nivel provincial, pero con el flujo de personas que existe interjurisdiccionalmente y a nivel internacional, es sumamente importante tener niveles altos de coberturas de vacunación”.
Esto es, según la especialista, para que si entra alguien con el virus, quede solamente como un caso importado y no se den contagios secundarios que darían lugar a la eventual reintroducción de la enfermedad.
Si hay cuatro personas en un determinado lugar y solo la persona 1 está vacunada, es muy probable que la persona 2 contagie a la 3 y a la 4. Pero si hubiera tres personas vacunadas, no existiría el contagio. Así ejemplificó Saracco la lógica que sigue la inmunidad de rebaño.
Para tomar en cuenta la importancia de la inmunidad colectiva, alcanza con observar el avance del sarampión, que presentó entre 2019 y 2020 un rebrote. Los casos que se conocieron en el 2019, con un brote en la Ciudad de Buenos Aires y en la provincia del mismo nombre, se debieron a la baja en las coberturas de vacunación en la población objetivo.
“Cuando bajaron por debajo del 95 % y llegaron a extranjeros, aparecieron casos de sarampión importados, y como tuvieron contacto con personas no vacunadas, el virus se fue transmitiendo y aparecieron casos de sarampión autóctono”, explicó Aguilar. Luego de ese grave traspié, en Argentina el sarampión fue controlado en julio del año pasado, luego haber concluido el plazo requerido de 12 semanas sin casos.
Administrar dosis y controlar la aparición de nuevas cepas
Administrar bien la oferta de vacunas, que se seguirá intensificando en los próximos meses, ayudaría a simplificar y llegar al número del 70 %. “Con eso se considera que estaría frenada la circulación -aclaró Saracco-. Una vez que esto se mantiene estable, porque se ve que cayó la cantidad de ocupación de camas, la cantidad de casos, que no haya casos registrados por muerte, la OMS dirá que la pandemia terminó y cada país irá diciendo que tiene controlado el foco y entraremos en la normalidad”.
Luego de la pandemia, el profesional precisó que se entraría en una nueva etapa. Entonces, quedaría por saber cada cuánto hay que colocarse una dosis, y permanecer alertas ante la posibilidad de que surja alguna cepa que no cubra la vacuna, por lo que se tendría que reforzar la inmunización con una vacuna que cubra esa nueva cepa, tal cual se hace con la gripe.