La titular del Senado de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner, decidió el regreso de las sesiones presenciales, siempre y cuando los legisladores estén vacunados con las dos dosis. Además, deberán realizarse un test rápido antes de ingresar al recinto. La primera reunión cara a cara será la semana próxima.
La decisión la dispuso luego de una charla con el jefe de la bancada oficialista José Mayans, que dialogó en las últimas horas con sus pares de Juntos por el Cambio (JxC), Luis Naidenoff y Humberto Schiavonni, que venían solicitando volver a la presencialidad.
Mayans había dicho en las reuniones de comisiones del martes y miércoles de esta semana, que la modalidad remota seguiría hasta el 1 de noviembre, tal como dice el último decreto interno firmado por Cristina Fernández de Kirchner, y que aún debía ratificarse en el recinto.
Esa era la idea del oficialismo hasta este mediodía, cuando la vicepresidenta aceptó regresar a la presencialidad, y evitar así un choque con la oposición, que se había desconectado en las últimas reuniones de comisión, e iba a actuar del mismo modo si era convocada al recinto.
El Senado continúa con la modalidad remota desde el inicio de la pandemia, aunque luego la fue flexibilizando parcialmente: sólo llegaron a autorizar hasta 20 bancas ocupadas de las 72, con la posibilidad de ir rotando entre los habilitados a ingresar al recinto.
El hemiciclo de la Cámara alta es pequeño y los senadores no podrán evitar verse a pocos metros las caras, que era lo que se intentaba evitar en tiempos de pandemia.
Para el retorno a la presencialidad, será necesario desmontar las pantallas instaladas en el medio del recinto desde mayo de 2020, que impedían la libre circulación.
