La Policía de la Ciudad de Buenos Aires se vio envuelta en una confusa persecución policial que terminó con un menor de 17 años con un tiro en la cabeza y peleando por su vida en el Hospital Penna. Versiones cruzadas hablan de un tiroteo por atentar contra la autoridad o de un caso de gatillo fácil. El conductor del vehículo es un futbolista de las Divisiones Inferiores de Barracas Central.
El hecho ocurrió en la mañana de este miércoles, cuando policías vestidos de civil intentaron frenar a un vehículo que estaba ingresando a la Villa 21-24, donde suelen entrenar los juveniles del equipo de la Primera Nacional. Según pudo averiguar Doble Amarilla, el conductor del auto -un Volkswagen Surán color azul- juega en las juveniles de Barracas Central y estaba acompañado por otros tres menores.
Tras la presunta resistencia -desde la familia afirman que el menor nunca escuchó ni detectó la voz de alto de los policías federales-, inició una persecución que terminó en la intersección de las avenidas General Iriarte y Vélez Sarsfield, frente a la Basílica del Sagrado Corazón. Fuentes de la investigación policial le informaron a Doble Amarilla que uno de los menores estaba armado y que habría comenzado el tiroteo contra las autoridades, una vez que el auto fue interceptado por los agentes.
Efectuado el presunto tiroteo, el menor presuntamente armado recibió un disparo en la cabeza y fue trasladado de emergencia al Hospital Penna, donde a estas horas está peleando por su vida. Según pudo averiguar este medio, el juvenil es el sobrino de uno de los profesores del club que juega este domingo la final frente a Tigre por el ascenso a la Primera División.
El papá de uno de los muchachos habló y explicó que la Policía de la Ciudad dice que “encontró un arma de juguete” en el auto de los chicos y que desconfía completamente de esta versión.
“La Policía dice que los vieron en calidad de sospechosos y que habían atropellado a alguien. Cuando le hicieron la pericia de los chicos y sacaron un arma que terminó siendo de juguete. ¿A ustedes les parece que tengan un arma los chicos? Ellos recién salían de probarse en un club”, comentó el hombre indignado por la situación.
La causa en la que se investiga qué fue lo ocurrió y cómo fue el accionar policial quedó a cargo del Juzgado de Menores N°4, del juez Alejandro Cilleruelo, quien ordenó que las pericias las hiciera la Policía Federal, que los tres chicos detenidos sean trasladados al Instituto Incháusti y no adoptó temperamento contra los policías: sólo secuestró sus armas y pidió que se les practique un dermo-test.
Los adolescentes, por estas horas, fueron trasladados a un calabozo a la espera de su declaración, ya sea como testigos o imputados. El caso fue calificado como averiguación de ilícito. También se le secuestró todo el armamento a los policías de la Ciudad que participaron en el hecho.
La madre de Lucas González, el adolescente de 17 años que fue baleado en la cabeza por policías de la Ciudad en Barracas, afirmó este jueves que el joven está muy grave y que “lo único que lo puede salvar es un milagro”. Y denunció que lo ocurrido fue un caso de gatillo fácil.