Colombia celebrará hoy el balotaje presidencial entre dos candidatos que, si bien de maneras diferentes, ya expresan propuestas de un cambio de signo político histórico en la conducción del país, ya que mientras Gustavo Petro impulsa un programa de izquierda -aunque esta semana buscó ampliar acuerdos con referentes de centro-, Rodolfo Hernández busca mostrarse como un intransigente que rechaza las alianzas.
Entre las 8 y las 16 (10 y 18 hora de Argentina), poco más de 39 millones de ciudadanos están habilitados para elegir en primera vuelta al sucesor de Iván Duque en 102.152 mesas -en 20 mil de ellas aplicarán tecnología biométrica- ubicadas en 12.513 centros de votación en el país.
La participación en la primera vuelta electoral del pasado 29 de mayo estuvo apenas encima del 54%, es decir, cerca de 21 millones de personas asistieron a las urnas, y para mañana se prevé que no haya grandes modificaciones.
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El candidato que obtenga más votos, asumirá en agosto como Presidente de Colombia para el período 2022-2026.
Si bien la fórmula presidencial del Pacto Histórico, de Gustavo Petro y Francia Márquez, conformó una amplia coalición de izquierda que reúne partidos políticos, sindicatos, colectivos originarios y de defensa de las minorías sexuales, movimientos sociales y organizaciones campesinas, a solo 48 horas de la elección presentó el “Gran Acuerdo Nacional” con el que buscaron ampliar sus alianzas.
Comprometió las voluntades de personalidades como el excandidato a presidente Alejandro Gaviria; el exministro de Hacienda de Cesar Gaviria Rudolf Hommes, así como también a exfuncionarios del gobierno de Ernesto Samper (1994-1998), entre otros.
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Petro, economista de 61 años, exguerrillero del M-19 y exalcalde de Bogotá, dijo ser consciente de que este acuerdo representa “a media Colombia” y que aspira a que a partir del lunes poselectoral pueda convocar a un “acuerdo con toda la nación”.
Hoy, el candidato de izquierda trazó los dilemas de la elección y en un video difundido por su campaña se preguntó: “Queremos seguir en la desigualdad de las mujeres o avanzar juntos y juntas hacia sus derechos; seguir destruyendo la educación o avanzar hacia la libertad que nos otorga el conocimiento; seguir que la corrupción nos gobierne o enfrentar y erradicar efectivamente a los corruptos; seguir en este estado de violencia e intranquilidad o avanzar hacia la paz”.
Petro no tuvo en general el respaldo de los principales medios de comunicación de Colombia y en las semanas previas muchos se hicieron eco de la filtración conocida como “Petrovideos”, que hicieron públicos materiales audiovisuales de las reuniones privadas de la campaña del Pacto Histórico.
Rodolfo Hernández y Marelene Castillo, los candidatos de la Liga de Gobernantes Anticorrupción, se ubican en la vereda de enfrente en términos ideológicos, aunque también se postulan como “el cambio”, e incluso recogen en su programa algunas propuestas de Petro -desde la paridad de mujeres en cargos públicos o el rechazo al fracking- a la vez que pregona que va a “reducir el tamaño del Estado”.
El ingeniero civil de 77 años es presentado por la mayoría de los medios de comunicación como un “outsider” a pesar de haber sido alcalde de Bucaramanga, capital del departamento de Santander (norte).
Su principal asesor de campaña, el argentino Ángel Beccassino, días antes de la elección dijo a Télam que ve a su candidato como un “llanero solitario” e insistió en presentarlo como alguien que rechaza las alianzas con otros espacios políticos y que solamente está dispuesto a hacer acuerdos con “personas” y a cambio “de nada”.
Ambos candidatos buscaron el “voto oculto” -en palabras de Hernández- interpelando a la ciudadanía a través del uso de herramientas digitales y tradicionales. Si bien Hernández dice rechazar los aparatos políticos tradicionales, montó una red de “voluntarios” en torno a su figura.
También declinó debatir con Petro, al igual que en la primera vuelta, para acentuar su perfil y las diferencias con “los políticos de siempre”.
De repetirse el escenario del primer turno electoral, se estima que los resultados se conocerán en torno a las 19 horas de Colombia (21 de Argentina).
Quien resulte el próximo ocupante de la Casa de Nariño deberá atender la grave situación alimentaria que atraviesa Colombia, con índices desoladores en un país en el que alrededor de 60% de sus habitantes no cuenta con un trabajo registrado.
También quedará como prioritario en la agenda del próximo presidente el cumplimiento de los acuerdos de paz de 2016, desechados en general por el actual Gobierno, y que, de empezar a implementarse, podrían evitar los asesinatos de exguerrilleros (hubo unos 300) y líderes sociales (1.300) ocurridos desde la rúbrica del pacto.