Mendoza ya dejo de ser un oasis en el desierto, ya que según un científico meteorólogo del CONICET, de ahora en adelante deberemos acostumbrarnos a las lluvias.
Juan Rivera, en diálogo con Aurora Argentina 91.3 se refirió al cambio de clima y las acaudaladas precipitaciones, y a su vez mencionó el panorama que se espera para el próximo invierno.
“Las lluvias van terminando y el cielo se está abriendo, puede haber algún intervalo de lluvia el fin de semana. La temperatura va a aumentar, llegando a los 20°”, dijo Rivera sobre el corto plazo.
Pero adelantó lo que se espera para el panorama invernal: “Las expectativas de nieve no son muy alentadoras, según los pronósticos estaciones, se espera una condición deficitaria de nieve”.
Y alertó: “Vamos a tener que acostumbrarnos a las grandes precipitaciones, las mismas son consecuencia del cambio climático. La lluvia se va a concentrar en grandes cantidades en pocos días, es algo a lo que nos tenemos que acostumbrar”.
Por su parte, los científicos del Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales explicaron a Unidiversidad el panorama general para la provincia de Mendoza: más lluvias en el llano y menos nieve en la montaña. En tanto, se espera un invierno más seco. A futuro, podría aumentar la humedad en la región por el efecto de la crisis climática y ambiental.
“En relación al pronóstico 2021, se está proyectando que este invierno va a ser más seco y estará por valores debajo de los normales, en relación a las nevadas en la cordillera y las precipitaciones en Chile central. El fenómeno de tormentas en el Océano Pacífico nos dejaría menos nieve este invierno. En general, se vienen inviernos menos nevadores y veranos más calurosos, que esperemos no sean tan secos”, remarcó Maximiliano Viale, doctor en Ciencias de la Atmósfera del Ianigla.
Si bien es necesario tener en cuenta que el clima en el llano es diferente al de alta montaña, el panorama que los científicos destacan a futuro es que empiece a “llover más en llano y nevar menos en la montaña”. En este sentido, uno de los fenómenos con mayor incidencia en el cambio es la grave crisis climática y ambiental que se enfrenta a nivel mundial y que es evidente en Mendoza.
“Este verano ha sobresalido porque ha sido un poco más lluvioso de lo habitual y más ‘fresco’. Con los efectos del cambio climático, esto no venía ocurriendo porque siempre hacía más calor. Las afectaciones más grandes en Mendoza tienen que ver con la disminución de las precipitaciones níveas en nuestra cordillera y menos agua en nuestros ríos”, dijo Viale.
Para Rivera, estas tormentas son de corta duración, pero dejan importantes acumulados de lluvia en cortos períodos. “La variabilidad temporal en escala interanual a interdecadal juega un papel importante modulando las precipitaciones en la región de Cuyo, y a su vez existen marcados contrastes regionales. Por ejemplo, en la Cordillera de los Andes, hace una década que se registran acumulados de nieve deficitarios, lo que genera condiciones de sequía hidrológica, dado que los ríos de la provincia se alimentan principalmente del aporte nival”.
Para Viale, si bien no existe un estudio específico de nuestra zona en la que se haya analizado una tendencia a largo plazo sobre cómo ha evolucionado la humedad, hay un principio de la naturaleza que remarca que, cuando la temperatura aumenta, la atmósfera tiene una capacidad mayor de incorporar vapor de agua en forma de gas a la atmósfera, sin necesidad de que se condense en agua líquida. “Siguiendo ese razonamiento, en el futuro podríamos llegar a tener mayor predisposición a que haya más humedad en la atmósfera”, dijo.