En las últimas horas, se anunció la detención de 11 personas, incluidos cuatro presuntos atacantes, por el tiroteo que causó la muerte de al menos 133 personas en una sala de conciertos cerca de Moscú.
Aunque el grupo islamista Estado Islámico se atribuyó la responsabilidad del ataque del viernes, las autoridades rusas exploran la posibilidad de un vínculo con Ucrania, a pesar de la negativa rotunda de las autoridades ucranianas.
El servicio de seguridad FSB informó que los “cuatro terroristas” fueron arrestados mientras se dirigían a la frontera ucraniana y que tenían contactos en Ucrania. Están siendo trasladados a Moscú para su interrogatorio, informó Reuters.
El mandatario ruso, Vladimir Putin, se dirigió a la nación tras el devastador atentado y expresó su solidaridad con las víctimas y prometió que los responsables enfrentarán consecuencias. El presidente de Rusia prometió que todos los responsables serán “castigados” y “no tendrán un destino envidiable”.
La portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores, Maria Zakharova, señaló en Telegram: “Ahora sabemos en qué país planeaban esconderse de la persecución estos malditos bastardos: Ucrania”.
El legislador ruso Andrei Kartapolov advirtió que, si Ucrania está implicada, Rusia debe responder “digna, clara y concretamente” en el campo de batalla.
Por su parte, el portavoz de la inteligencia militar ucraniana, Andriy Yusov, rechazó cualquier implicación ucraniana en el atentado y acusó a los servicios especiales rusos de difundir mentiras. Además, indican que la versión del FSB de que los sospechosos fueron detenidos de camino a Ucrania es “por supuesto otra mentira de los servicios especiales rusos”.